¡RÓBESE UN BANCO! |
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POR FERNANDO GARAVITO A finales de julio, veinte de los veintiocho países con derecho a voto eligieron como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, al embajador de Colombia en los Estados Unidos, Luis Alberto Moreno. La hoja de vida de Moreno dice que "al momento de su nombramiento en Washington (1998), se desempeñaba como socio de un fondo de inversiones con negocios en Latinoamérica". Rigurosamente cierto. Ese fondo era el WestSphere Capital Andina, del que formaba parte junto con otros políticos de medio pelo en Colombia.Él y sus socios se hicieron al poder en 1998, en apariencia bajo la dirección de Andrés Pastrana. Pero Pastrana era sólo un figurín, un caballerete. El cerebro de la organización era Moreno. De los socios de WestSphere, Moreno fue embajador en los Estados Unidos, Fernando Londoño, ministro del Interior y cerebro del régimen en el actual gobierno, Luis Fernando Ramírez, ministro de Defensa, y Camilo Gómez comisionado de Paz. El otro, Moisés Jacobo Bibliowicz, permaneció en el sector privado, donde se dedicó a llevar los negocios del grupo. Esos negocios habían comenzado de tiempo atrás cuando, en un acto de piratería internacional, WestSphere compró el Banco del Pacífico, una entidad con sede en el Ecuador y con una importante sucursal en Colombia. Todo grupo que se respete, debieron pensar los socios, tiene un banco. Y helos aquí, propietarios de uno en bancarrota y sin que nada ni nadie pudiera salvarlo de la ruina. Pero estamos en Colombia. Y ¿qué importancia puede tener semejante minucia en un país hundido en la corrupción como Colombia? Pues bien, con la complicidad de la directora de Impuestos (que después fue embajadora en Canadá), y de la superintendente bancaria (que llegó a ser ministra de Salud), los socios lograron recibir depósitos por impuestos que sumaron 35 millones de dólares. Una vez el dinero se esfumó (porque se esfumó), el gobierno cerró el banco e inició la investigación de rigor que no condujo a nada. Luego, los socios entraron a ocupar sus altos destinos, y los colombianos se quedaron con los crespos hechos. Repito: el autor de esa masacre es ahora el nuevo y flamante presidente
del BID. Cuando al señor Rodríguez, secretario de la OEA,
le comprobaron manejos indebidos como presidente de Costa Rica, tuvo que
renunciar a su cargo un mes después de posesionarse. Pero en Colombia
las cosas son a otro precio. En Colombia todos son cómplices. Poner al BID en manos de Moreno, es como poner el queso en la cueva del
gato. |