ALBERTO ACOSTA HACE PROPUESTA NOVEDOSA EN CRONICÓN

“PARA SALIR DE DOLARIZACIÓN, ECUADOR PODRÍA ADOPTAR COMO MONEDA EL PESO COLOMBIANO”


Desde una óptica integraciónista de los países andinos, el economista ecuatoriano ALBERTO ACOSTA en esta entrevista concedida a www.cronicon.net hace un pormenorizado análisis sobre las consecuencias del Tratado de Libre Comercio que en este año de 2005 suscribirán con Estados Unidos, los gobiernos de Colombia, Ecuador y Perú.

Igualmente, este analista económico se lanza a hacer una atrevida propuesta de autonomía política, consistente en que Ecuador para resolver su problema de dolarización, adopte como moneda nacional el peso colombiano, para de esta manera, recobrar su soberanía monetaria.

Economista, diplomado en la Universidad de Colonia, Alemania, Acosta es autor de varios ensayos y columnista de varios medios de comunicación. Se desempeña como catedrático universitario y consultor del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales.


ALBERTO ACOSTA

EL NEOLIBERALISMO HA FAVORECIDO A DETERMINADOS SECTORES

- Desde ahora se afirma que esta va a ser una década perdida por los efectos negativos del modelo neoliberal en América Latina. Sin embargo se sigue ahondando ese esquema económico con los tratados de libre comercio en la región. ¿No hay un nuevo horizonte económico y político para estos países cuando se persiste en continuar con el neoliberalismo?

- En primer lugar creo que debemos empezar por desmontar aquella muletilla de que hemos tenido una década perdida en los años 80 y que ya llevamos media década pérdida en el 2000, esa afirmación es demasiado general porque no todos han perdido en América Latina, no todos en esta época han estado al lado de los perdedores, ha habido sectores de la sociedad que han estado al lado de los ganadores y son sectores muy poderosos, justamente aquellos que tienen la capacidad para imponer el modelo económico, es decir, una forma de vida que no beneficia a la mayoría y a pesar de eso se sostienen y se proyectan con mucha fuerza a través de la lógica de lo que se denomina entre comillas “libre comercio”. Muchos creemos que se han perdido unos años porque las políticas económicas o no fueron adecuadas, que es nuestro criterio, o porque no fueron adecuadamente instrumentadas, como dicen los mismos neoliberales. Aquí hay que ser claros. El esquema económico neoliberal tiene en mira generar ganadores a pesar de los elevados costos sociales que provoca. Lo grave es que a pesar de que conocemos los resultados de esta política económicas, ya 20 años de ajustes de inspiración neoliberal son suficientes para tener la capacidad para hacer una evaluación, se siga intentando más de lo mismo. Ya no solo más de lo mismo sino más de lo peor porque teniendo experiencias como el fracaso argentino que fue clamoroso, se piensa hacer lo mismo en nuestros países. La autocrítica que hace por ejemplo el Fondo Monetario Internacional en estos días es una tomadura de pelo. Sus funcionarios son los reyes del cinismo: hacen una autocrítica y la culpa es de los argentinos.

- ¿La negociación del tratado de libre comercio por parte de los tres países andinos (Colombia, Ecuador y Perú) con Estados Unidos se deberá más a imposición de Washington que al convencimiento de los gobiernos de Uribe, Gutiérrez y Toledo?

- Hay sin duda alguna mecanismos de imposición de Washington, por ejemplo, para conseguir que los países suscriban convenios de protección a la inversión norteamericana, argumentan o presentan la amenaza de las preferencias arancelarias andinas. Si este país quiere tener esas preferencias tiene que suscribir este convenio. Hay mecanismos de presión, pero yo creo que también debemos ser suficientemente honestos en América Latina para reconocer que gran parte de esas presiones no surgen directamente desde Washington sino desde los grupos de poder de nuestros países. Aquellos grupos de economistas autodefinidos como ortodoxos, conservadores y prudentes son los portadores de la semilla y del discurso neoliberal. Incluso se creen autores y gestores de la propuesta neoliberal, no lo ven como si fuera una cuestión impuesta sino como que eso es el sentido común universal y no hay otra cosa que hacer. Veamos la situación de un país como Ecuador, este país que vive lo que yo defino una ocupación de baja intensidad, no hay para que irnos lejos al Mediano Oriente y ver países ocupados como Irak, cuando aquí tenemos el ejemplo. La nación ecuatoriana no tiene moneda nacional, ¿por acción directa de los Estados Unidos?, no, por un fracaso de sus elites pedió su política cambiaria, su política monetaria y su política cambiaria. Este país ha entregado el control de su mar territorial a los buques de la armada norteamericana. ¿Por presión de Washington? No, porque los mismos que entregaron la moneda nacional entregaron la base de Manta que tenía entre otros objetivos no solo intervenir en la lucha contra el narcotráfico sino intervenir en el conflicto armado de Colombia e impedir también que los ecuatorianos se fuguen de este país dolarizado. Para eso está la base militar de Manta, con la cual se perdió soberanía nacional. El hecho de que se haya suscrito un convenio para que los problemas con los inversionistas norteamericanos se discutan y se ventilen en tribunales internacionales de arbitraje también ha sido una decisión interna, no sólo ha sido presión de Estados Unidos, hay gente que apoya eso también porque creen que de esta manera se garantiza la seguridad jurídica que es lo que tanto les interesa, pero no dicen nada respecto de que es el dólar el que circula cuando en la Constitución Nacional se consagra que es el sucre la moneda nacional, en este caso no importa la seguridad jurídica. No son sólo presiones de las empresas transnacionales petroleras sino de algunas personas que quieren entregar los campos de producción de Petroecuador a aquellas, ya no nuevos campos para explorar sino los que están en producción, en condiciones tremendamente onerosas para el país. Entonces es muy importante que haya conciencia en países como los nuestros que no todos los problemas se gestan en Washington, en el Fondo Monetario Internacional o en el Banco Mundial, sino que internamente tenemos una especie de quintacolumnistas al servicio de esos intereses, que comulgan con los mismos y que incluso creen que son los generadores de esas ideas y en su mediocridad han llegado autoconvencerse.

- Ese análisis suyo es muy similar a la reflexión que viene haciendo el senador colombiano Jorge Enrique Robledo en el sentido de señalar que esos quintacolumnistas como los llama usted son personas que han fincado su suerte personal a la desgracia de estos países porque ellos son los grandes beneficiados. ¿Está de acuerdo?

- De alguna manera sí, pero habría que señalar que hay dos grupos de neoliberales: uno es el que va por la vía realista y otro el que va por la vía fundamentalista. Los primeros son los pragmáticos, los otros son los “poetas”. Hay algunos que creen que esa una ideología indiscutible y que algún rato eso va a rendir los frutos para toda la sociedad. Pero hay otros que han hecho del neoliberalismo un modus vivendi, ya sea porque están al servicio de los intereses transnacionales, o porque obtienen canonjías y beneficios como consultores a través de contratos o diversos mecanismos, porque incluso con sus empresas pueden integrarse en las cadenas de valor global y en ese grupo hay una fracción poderosa y peligrosa que la constituyen muchos tránsfugas que luego de la caída del Muro de Berlín buscaron guarecerse bajo la sombras del neoliberalismo y en ese escenario hay que tratar de diferenciar la “poesía” de la realidad. La “poesía” entre comillas porque se me enoja con justa razón algún poeta.

- ¿Usted como visualiza el escenario de los países andinos con el TLC a corto y mediano plazo si se tiene en cuenta que este no es simplemente un tratado comercial sino toda una Constitución económica para cuarenta o cincuenta años?

- Sin entrar en los detalles del TLC yo miro el asunto de la siguiente manera: el concepto de libre comercio nos lleva a grandes equívocos. En primer lugar el comercio mundial no es libre, nunca ha sido libre, siempre ha estado administrado, los poderosos han impuesto sus condiciones a los países más débiles. Nunca ha habido un libre comercio, Inglaterra y los países europeos se desarrollan en base al proteccionismo, o gracias a la fuerza de las armas como sucedió con los ingleses y su flota bombardeando en un par de oportunidades a China para que consuma el opio que se producía en Birmania; Estados Unidos por igual, cuantas veces han recurrido a los marines para conseguir sus ventajas o a otras formas de presión. Además el TLC no sólo es un tema de comercio sino que hay muchas otras cosas ahí adentro: normas de protección a la inversión norteamericana, derechos de propiedad intelectual, restricciones a las compras del sector público, privatización de los servicios públicos, etc., o sea que el tema es mucho más complejo. Yo hago en relación al escenario un doble análisis: en primer lugar con el TLC no va a empezar algo nuevo sino que se enraíza algo que ya estaba en marcha desde antes. Su esencia que es la apertura de los mercados, liberalización de la economía, disminución del papel del Estado-Nación, eliminación de la posibilidad de un proyecto nacional de desarrollo no es nuevo, ya está desde antes. La apertura comercial en todos los países latinoamericanos viene de tiempo atrás. El ajuste estructural fue la puerta de preparación para el TLC y la llave maestra para abrir esa puerta fue la deuda externa. Porque la crisis de la deuda externa abrió la puerta a los programas de estabilización que fueron abonando el terreno. Entonces con el TLC no se van a complicar las cosas, no, ya estaban suficientemente complicadas. Nuestras economías ya habían sido rifadas en la ruleta del neoliberalismo. Hacia delante el problema es que se va a enraizar el modelo porque esto va a tener efectos incluso de raigambre constitucional. Las constituciones de los países tendrán que ser reescritas luego de la firma del TLC. Tendremos países con poco margen de soberanía si es que todavía queda alguna. Quizás nos quede alguna para poder definir quiénes son los entrenadores de fútbol en nuestros equipos nacionales. En definitiva es la puesta de anexión de la Américas que hace Washington. Y otro punto básico del análisis del escenario en mi perspectiva es que mucha gente está engañada cuando ve a los tres países andinos negociando conjuntamente con Washington y eso daría la idea de que tienen una posición común, nada más alejado de la verdad, no tienen ninguna posición común. Lo grave es que los tres países no están negociando en conjunto desde una posición andina y tampoco desde una posición nacional. Yo no veo una posición nacional ni en Colombia, ni en Ecuador ni en Perú, hay posiciones sectoriales de los grupos de poder en cada uno de los países. Cómo se conformaron los equipos de negociación, reconociendo que el jefe de negociación colombiano es el mejor de todos, pero responden a intereses. En el caso ecuatoriano está el representante de los textileros, el representante de la industria de la costa, el representante de los ganaderos, etc. Esa sumatoria de representantes de sectores no configuran un proyecto nacional ni configuran una agenda ecuatoriana. Son agendas sectoriales de gente que incluso son parte de los quintacolumnistas. En estricto sentido de la palabra, los equipos negociadores de los tres países deberían sentarse del lado norteamericano porque no hay nadie que esté defendiendo los intereses de nuestras naciones. Y esto se complica aún mucho más al entrar estos tres países con esta sumatoria confusa, amorfa de intereses particulares, de personas que solo están pensando en su bolsillo, en una negociación con los Estados Unidos que saben ya lo que quieren y hacia donde van, que tienen listo el borrador del tratado, que sirve de guía, que tienen su agenda determinada, lo cual no se puede criticar. Pero al sentarse los tres en la mesa no es que van a buscar una mejor solución, sino que es una suerte de carrera, disculpe el término grotesco, de ver quién se baja más rápido los pantalones. Yo veo así este proceso de negociación.

- ¿Con el TLC se le está dando entierro de tercera a la Comunidad Andina de Naciones?

- Seamos honestos, tampoco daba para un entierro de mayor categoría la Comunidad Andina de Naciones. La CAN se llenó de frases de Bolívar pero vacías en la práctica, salvo algunos intentos aislados, fue un ejercicio fenicio, de intereses comerciales. Cómo miden el proceso de la CAN, a través del monto de las exportaciones y las importaciones, así no se hace una integración, una integración es mucho más que eso y nosotros tenemos elementos más que sobrados para integrarnos por toda nuestra base cultural. No es solo culpa de nuestros gobernantes ni de las presiones de Washington, también es culpa de las sociedades que no han sabido integrarse. Y ahí hay un asunto que habría que hacer hincapié, el tema de la soberanía. Cuando hablamos de la posibilidad de reconstruir la Gran Colombia, yo soy partidario de su reconstrucción inmediata, poniendo en vigencia la primera Constitución del Ecuador que señala que nos separamos temporalmente de Colombia para poder pensar en grande. Si nos vamos a vincular con Colombia, con Perú, con Bolivia, con Venezuela en un proyecto de integración real que no sólo es económico, social, cultural, eminentemente político, entonces ahí si empiezan a preocuparse por la soberanía.


Para el caso de Ecuador, pensando en grande y a largo plazo, para salir de la trampa de la dolarización, se podría concebir un proceso que vaya incorporando el peso colombiano como moneda ecuatoriana. No se puede sacar de la noche a la mañana el dólar, pero el peso también a circular como moneda ecuatoriana y qué le propondría al gobierno colombiano.

Claro, estoy pensando con qué gobierno colombiano. Le propondría que Ecuador aporta su reserva monetaria internacional incluida su reserva petrolera por un monto importante para ser socio del Banco de la República de Colombia.

Entonces Ecuador participaría con voz y voto en la definición de la política monetaria y cambiaria y de esa forma se generaría un importante espacio de integración. Lo ideal sería tener una moneda común, como los europeos, con lo cual ganaríamos soberanía regional. En el caso ecuatoriano ganaríamos soberanía regional luego de haberla perdido totalmente a nivel nacional. O nos unimos para salvarnos o seguimos desunidos para hundirnos.

- ¿usted cree que MERCOSUR si está avanzando en un proceso de integración?

- El MERCOSUR tiene algunos elementos más interesantes. Es un ejercicio menos complejo, menos rígido que el andino y pos supuesto mucho menos que el ALCA o el TLC y tiene algunos aspectos de carácter político. Yo veo en el MERCOSUR bastantes rasgos de lo que podría ser un germen de integración más profundo. Estos procesos deberían tener mayor cohesión política y desde una posición de fuerza y con lineamientos claros podríamos negociar en mejores condiciones con Estados Unidos.

- ¿No se ve ninguna alternativa en el horizonte que permita sustituir el modelo neoliberal?

- Es indispensable reemplazar el modelo neoliberal, no solo por una reflexión académica sino por una necesidad social y política, e incluso económica porque esto es insostenible. No es necesario disponer de un modelo pre elaborado para poder avanzar, hay que ir construyendo en el camino y ya hay propuestas como constituir una unión monetaria entre los países latinoamericanos. En el campo de la deuda externa hay propuestas concretas como el establecimiento de un tribunal internacional de arbitraje, dar paso a auditorías, la judicialización de la deuda, hay muchas opciones que se podrían ir cristalizando, e incluso se podría negociar con el Fondo Monetario Internacional pero desde una posición de soberanía.

- Pero para ello hay que llegar al poder...

- No, no, hay que construir el poder. No se trata de asaltar el poder, hay que construir el poder. En el caso ecuatoriano, los indígenas perdieron el 21 de enero de 2000 cuando llegaron al palacio presidencial, el poder no estaba ahí, ahí estaban los fantasmas que no dejan dormir a los presidentes. Por eso digo, el poder se construye no se asalta.

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