ADVIERTE EL GENERAL (R) ÁLVARO VALENCIA TOVAR EN CRONICÓN

“EL ESTADO COLOMBIANO NO PODRÁ GANAR LA GUERRA SIN APOYO EXTERNO”


POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ
Y RAFAEL ENRIQUE ÁNGEL R.

No hay que entrar en muchas disquisiciones para entender que la esencia del conflicto armado colombiano radica en la lucha por el poder, y por desconocer la naturaleza política de la confrontación armada no se logró acordar en desarrollo de los distintos procesos de paz que en el inmediato pasado se desarrollaron con las FARC, una agenda que se refiriera a lo fundamental.

Si bien en los términos del estratega militar prusiano de comienzos del siglo XIX Carl von Clausewitz, la guerra refleja en los límites que se le imponen la innegable presencia de la política, esta connotación puede verse oscurecida por la elementalidad del conflicto cuya dinámica, generalmente, tiende a los extremos de la violencia.

Es lo que ha venido ocurriendo con el prolongado conflicto colombiano que muestra un déficit de política y, por lo tanto, su prolongación ha ocasionado que caiga en “la pura expresión militar”, como diría Lenin.

Durante el año y medio de gobierno de Álvaro Uribe Vélez se ha enfatizado el elemento militar antes que el político en su estrategia para combatir a la insurgencia. No obstante que teóricamente su programa estrella denominado “Seguridad Democrática” aborda en forma amplia los factores políticos, económicos y sociales, además del militar, para enfrentar el agudo problema sociopolítico colombiano que se traduce en la confrontación armada.

En contraste, las políticas sociales han quedado relegadas a un segundo plano por falta voluntad política y de recursos económicos, por un lado, y por la gran crisis fiscal que enfrenta el Estado colombiano, por otro.

En consecuencia, el gobierno de Uribe ha enfocado la mayor parte de sus esfuerzos a fortalecer el componente militar en desmedro de la inversión social, pues el Estado colombiano dedica el 3.9% de su Producto Interno Bruto a Defensa Nacional, por encima de Estados Unidos (3.1%) que está comprometido en la invasión a Irak, entre otros conflictos.

En apariencia, las Fuerzas Militares están dominando a la guerrilla que ante su ofensiva se ha replegado. Pero la pregunta es si esa ofensiva podrá mantenerse dados sus altos costos en medio de la crítica realidad social y económica de un país como Colombia en las actuales circunstancias.

El gobierno de Uribe está convencido que las FARC pueden ser derrotadas en el campo militar para obligarlas a negociar después.

Para desarrollar estos tópicos del conflicto interno colombiano, CRONICÓN, invitó a dialogar al general (r) Álvaro Valencia Tovar, ex comandante del Ejército, historiador de temas militares, ex candidato presidencial y columnista de los principales periódicos de Colombia.

ESTRATEGIA INTEGRAL

Valencia Tovar reivindica el derecho de haber sido él quien hace algo más de treinta años formuló una estrategia de seguridad nacional que abarcara los factores políticos, socioeconómicos y militares para enfrentar el conflicto social que vivía el país derivado de la etapa de violencia bipartidista liberal-conservadora y que desembocó en los años 60 en la insurgencia armada de grupos como las FARC, el ELN y el EPL, entre otros.

Desde su particular óptica militar considera que la política de “Seguridad Democrática” de Uribe Vélez está bien diseñada pero duda de su efectividad a mediano y largo plazo por los enormes costos económicos que demanda sostener unas Fuerzas Armadas bien equipadas que se mantengan todo el tiempo a la ofensiva. Todo dependerá, afirma, del apoyo externo porque sin la colaboración efectiva de los Estados Unidos en la lucha contrainsurgente, el Estado colombiano no es capaz de derrotar a la subversión.


- Cuando usted fue director de la Escuela Militar buscó proyectar una doctrina de seguridad nacional propia para Colombia sustentada en un principio clausewitziano en el sentido de combinar lo militar y lo político. ¿Por qué no se logró consolidar la doctrina que usted trató de implementar? ¿No hubo la suficiente voluntad política de parte de los gobiernos de entonces para ejecutar su propuesta?

- No creo que hubiera falta de voluntad política, lo que pienso es que como era un pensamiento muy novedoso no encontró suficiente eco en mentes que ya tenían una formación académica o de cualquier tipo que reducían los términos del conflicto al aspecto puramente militar. Siempre hubo una diferencia de criterios entre quienes pensábamos que el conflicto colombiano tenía como columna vertebral la parte militar pero que no se podía solucionar si no se atendían simultáneamente todos los componentes sociales, económicos, sicológicos y políticos. Es decir, nos anticipamos en ese momento, treinta años, a lo que está buscando hacer hoy el presidente Álvaro Uribe, que es tratando de tomar el problema como un todo y no simplemente como el empleo de la fuerza del Estado contra una fuerza enemiga. Para mí el pensamiento era: no importa cual sea el desnivel de las fuerzas, mientras no entendamos cuál es el poder guerrillero, esa es una simple fórmula. El poder guerrillero es su fuerza más la medida de respaldo que le dé la población civil, más la ayuda exterior. De manera que mientras nosotros no apliquemos nuestra fuerza a atacar simultáneamente las tres cosas no estamos solucionando el problema. Esa es una ecuación que nos indica que debemos aislar a la guerrilla de la población civil, aislarla de sus fuentes de abastecimiento y financiación, y golpearla militarmente.

- En ese sentido, ¿cree que el gobierno de Uribe ha avanzado en esa estrategia que usted enuncia?

- Algo se ha avanzado con los cooperantes y los informantes de Uribe, las redes de inteligencia que se han ido formando tanto en el sector rural como en las mismas ciudades, sin embargo hay que señalar que no sacamos nada con meter al monte a un número equis de soldados si no sabemos dónde está el adversario y si las personas que nos lo pueden decir están de parte de la guerrilla por miedo o por convicción. Es una lógica que yo apliqué y que tuvo éxito en varias regiones del país. Eso lo demostré en el Vichada, en el occidente del Cauca y en el Tolima, donde empleando esta simple teoría logramos desactivar por completo todo lo que significaba la subversión, no simplemente acabar la guerrilla. La guerrilla no se acaba mientras esta estrategia no se aplique en su integridad y, si no cumplimos la última etapa que es la consolidación, la guerrilla retoña.

- ¿Sí existió un diseño estratégico containsurgente en las décadas del 60 y del 70?

- Sí existió y ahí están las revistas de la Escuela de Infantería cuando yo era comandante en las que reprodujimos los casos tácticos donde hubo éxito o fracaso. Todo eso está escrito.

- ¿Dónde falló entonces ese esquema estratégico?

- En la no adopción de ese diseño. Es decir, en el hecho del enfrentamiento de las dos escuelas: la escuela puramente castrense que sustentaba la destrucción del enemigo con una fuerza superior y la que he venido enunciando. En otras palabras, Clausewitz en su expresión sencilla pero no en la adaptación de su pensamiento en un conflicto de formas irregulares como el colombiano cuya geografía es selvática y montañosa, topográficamente favorable a cualquier acción guerrillera y con un ejército que siempre será cuantitativamente escaso frente a la dimensión geográfica sobre la cual se acomoda la subversión.

- ¿Desde su punto de vista militar cómo analiza los resultados de la estrategia que está utilizando en las actuales circunstancias de Colombia el gobierno de Uribe?

- Por los resultados que se están viendo, considero que, por primera vez, se han unido política y estrategia en un esfuerzo conjunto y se está ganando la población civil. Tenemos la trilogía del poder clausewitziano: pueblo, ejército y gobierno. Mientras esa trilogía no se lograra armar, esta teoría que he venido exponiendo, quedaba en el aire.

- Pero la guerrilla cuando comenzó también tenía su estrategia. ¿Haciendo algo de historia cómo analiza la estrategia que utilizó las FARC y que le ha permitido fortalecerse tanto?

- La guerrilla se inspiró en la guerra prolongada de Mao Tse Tung, acelerada por la teoría de Fidel Castro y el Che Guevara y aplicada a nuestras propias condiciones. O sea, en ese momento más que diseñar una estrategia ellos seguían un procedimiento copiado de Cuba.


MARULANDA, UN EXCELENTE CAUDILLO

- Si bien usted en uno de sus libros ha hablado de la “Leyenda de Marquetalia” para señalar que se ha magnificado el número de efectivos militares que participaron en esa operación de comienzos de los años 60, ¿no cree que el Estado colombiano dejó crecer el problema de la guerrilla? ¿No cree además que el Ejército fracasó rotundamente en Marquetalia al no poder acabar con esos 48 hombres al mando de Manuel Marulanda Vélez, que, entre otras cosas, no exigían sino algunas reivindicaciones sociales más que justas?

- Es que no eran cincuenta hombres, cincuenta eran los que estaban en Marquetalia alzados en armas; en Riochiquito más o menos era el mismo número, más 3.500 civiles o familias de la zona de la antigua gobernación de Araújo; más El Pato en el que se encontraban alrededor de cien al mando de alias “Richard”; más El Guayabero en el que estaban algo así como 30 hombres. Siguiendo con mi ecuación, si a eso se agrega una población civil participante por sojuzgamiento o por convicción, un medio geográfico totalmente favorable para ellos y una ayuda externa que nunca se bloqueó, vemos que no era fácil lograr su aniquilamiento.

- ¿Manuel Marulanda Vélez ha sido exitoso en el desarrollo de su proyecto?

- Claro, tremendamente exitoso. Hay que considerar que cuando él perdió a Marquetalia quedó con unos 30 o 35 hombres, se metió a El Pato y cuando el Ejército entró a esta zona, Marulanda se internó en los llanos del Yarí y huyó, pero de ahí sale, regresa a El Pato y crea las FARC.

- ¿Cuál es la versión personal que usted tiene de Marulanda?

- Yo creo que Marulanda ha diseñado su propia teoría guerrillera. Él no es un ideólogo, no tiene una visión clara de la revolución proletaria, para eso tuvo a Jacobo Arenas y para eso tiene hoy a Alfonso Cano. Tirofijo es un táctico y su proyecto es una estrategia admirablemente bien diseñada. Es un excelente caudillo, tremendamente eficiente y cuenta además con la sagacidad paisa. Podría resumir diciendo que para mí, Tirofijo es el caudillo más grande que ha producido Colombia en todo este tiempo, ¿por qué lo digo? Porque logró tener primero sobre su incipiente guerrilla y luego sobre las FARC un mando unitario absoluto y él sigue siendo el hombre de las decisiones supremas. El Secretariado y el Estado Mayor son dos cuerpos colaboradores, pero quien manda y toma las grandes decisiones es él.

- ¿Qué conclusión saca usted del proceso de paz del gobierno de Andrés Pastrana?

- Tirofijo se metió en ese proceso de paz no porque estaba buscando la paz sino porque entendió que en el proceso político manejado por un inexperto que era Pastrana con otro más inexperto que era su consejero de Paz, le daba más réditos que estar peleando. Ahí la sagacidad de Tirofijo está presente.

SEGURIDAD DEMOCÁTICA, UN PROYECTO SUMAMENTE COSTOSO

- Si el meollo del conflicto colombiano está en el poder político y un verdadero proceso de paz con las FARC daría lugar a una redefinición de los factores de poder en Colombia, ¿usted por qué cree que las FARC son reacias a una nueva negociación política?

- Las FARC son reacias porque todavía creen en su proyecto revolucionario y piensan que Uribe es un fenómeno transitorio, que cuatro años no bastan para destruirlas y que después de Uribe pueden resurgir. Además creen que el fenómeno de Uribe va ir en descenso y que llegará el momento en que carezca de los medios económicos necesarios para continuar su proyecto, porque el proyecto del gobierno de Uribe le está costando a la parte social y fiscal del país lo que ustedes no se imaginan.

- Pero no se olvide general que el presidente Uribe tiene los cuantiosos recursos del Plan Colombia…

- Pero el Plan Colombia tiene sus aspectos negativos. El Plan Colombia nos ha proporcionado muchas cosas pero tiene sus intereses económicos propios que beneficia a muchas empresas extranjeras que producen recursos bélicos.

- Es evidente que la guerrilla con la estrategia de guerra integral de Uribe se ha replegado, pero la consolidación del Estado en las distintas regiones está muy lejos de producirse. Las operaciones militares pueden desalojar a los insurgentes momentáneamente, pero el Estado no consolida siempre las ganancias. ¿No cree, general, que al gobierno de Uribe le falta una verdadera política social para lograr esa consolidación y, por el contrario, está ahondando el modelo neoliberal que ya hizo agua a lo largo y ancho de América Latina?

- Las políticas sociales existen, lo que no existe es la capacidad económica de desarrollarlas, porque los recursos se están volcando hacia la guerra en una inmensa proporción y el problema de atraso del país y el problema de las migraciones producidas por el terror no se eliminan del todo. Se requerirían de unos recursos muy superiores a los que el Estado colombiano tiene disponibles, por eso mi planteamiento es que a la Unión Europea hay que sacarle la ayuda necesaria para atender el frente social y que los gringos nos ayuden en el frente militar.

- Pero volvemos a lo mismo, si no hay consolidación del Estado el repliegue de la guerrilla puede ser momentáneo, ¿no lo ve así?

- No, yo el repliegue de las FARC no lo veo momentáneo. Nadie pierde territorio ganado en 20 o 30 años voluntariamente

COMO PROYECTO REVOLUCIONARIO, LAS FARC ESTÁN PERDIENDO


- Esa es la teoría de la guerra de guerrillas de no defender el terreno…

- Sí, pero esta ya no es una guerra de guerrillas, fue en sus comienzos, ahora es una guerra revolucionaria que no es lo mismo. La guerra revolucionaria es la que se dio en Vietnam en donde se llega el momento en que, teóricamente, hay que equiparar fuerzas y las FARC en el caso colombiano lo lograron cuando hubo los desastres militares durante el gobierno de Samper. Hay que tener en cuenta que la guerra revolucionaria tiene una parábola ascendente que llega a una coordenada máxima en la que ya puede derruir el poder político, dispersar el poder militar y hacer lo que hizo Castro en Cuba. Teóricamente y de acuerdo con el cronograma de las FARC el 97 era el año en que eso pudiera ocurrir y estuvieron muy cerca. Pero después, alcanzado ese clímax y si entra cuesta abajo, el fenómeno revolucionario ya no se rehabilita. Pueden continuar combatiendo en las selvas pero esas guerrillas ya no pueden producir el fenómeno revolucionario. En este momento si el repliegue de las FARC no es voluntario, es claro que las FARC están perdiendo la guerra como proyecto revolucionario, no como guerra de guerrillas, si se confunden los dos términos no se puede hacer un análisis objetivo.

- ¿El conflicto armado colombiano, en su concepto, va a terminar en una mesa de negociación, o necesariamente, como decía un ex presidente de no buena recordación suya, hay primero que derrotar a las guerrillas para sentarse a negociar?

- Pero es que derrotarlas no es destruirlas, porque sino no habría negociación, con quién se va a negociar si destruimos a la guerrilla. Derrotarlas es reducirlas a la impotencia, es convencerlas de que su lucha no tiene sentido, pero tal como se está desarrollando el conflicto es indudable que lo que se ha logrado en el año y medio del gobierno de Uribe y si ese esfuerzo se logra mantener y si el sucesor de este Presidente continúa la misma estrategia, las FARC están condenadas a ser derrotadas que no destruidas y estarán obligadas a entrar en una negociación.

- La historia reseña que cuando un ejército está en continua ofensiva termina derrotado. Le pasó a Napoleón, le ocurrió a Hitler y a Estados Unidos en Vietnam. ¿No cree que esa ofensiva del Ejército colombiano en últimas pueda ser contraproducente?

- No, en estos casos históricos que se han citado, el poder militar de la Nación se comprometió en una lucha superior a los medios. Si Hitler no invade la Unión Soviética y se dedica a consolidar la Europa occidental, a aumentar su poder hasta el punto de que nadie lo pudiera desafiar, entonces él no hubiera sido derrotado. Hitler es derrotado cuando sobredimensionó su poder y se lanzó sobre un objetivo inalcanzable que era Rusia. Napoleón lo mismo, mientras condujo las guerras que era capaz de ganar las ganó todas, pero cuando desestimó la vastedad de Rusia y el hecho de que derrotar al Ejército ruso no era derrotar al Estado ruso, ahí perdió la guerra. Pero los norteamericanos ganaron la Segunda Guerra Mundial sobre la base de la ofensiva permanente en el Pacífico y en Europa. La Primera Guerra Mundial se ganó también así.

- ¿Cómo vislumbra el futuro del conflicto colombiano?

- Si continúan los esfuerzos de este gobierno y se cuenta con ayuda externa es probable que las FARC sean obligadas a negociar. Si se nos suspende el aliento y no podemos seguir con el esfuerzo y al mismo tiempo cambia el ambiente internacional, nos obliga a cambiar, porque nosotros no podemos ganar la guerra sin apoyo externo, por cuanto ésta no es una guerra militar, es la guerra contra la miseria, es la guerra contra la insatisfacción social.

- ¿Usted es optimista frente al futuro del país?

- Sí, claro que soy optimista. Soy optimista y no por naturaleza, porque soy analista primero que optimista y este análisis me vuelve optimista.


Bogotá, marzo de 2004

cronicon_virtual@cronicon.net