ANTE LA INTENTONA GOLPISTA

LUCIO GUTIÉRREZ Y LOS REZAGOS MAFIOSOS DE LA "PARTIDOCRACIA" TIENEN QUE RESPONDER

 

POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ

Tras la fracasada intentona de golpe de Estado en Ecuador quedó en evidencia la capacidad de perturbación que aún tiene el funesto coronel Lucio Gutiérrez, cuyo gobierno (2003-2005) es de dramática recordación, y al mismo tiempo, la situación desesperada de los rezagos de la mafiosa "partidocracia" derechista que no ha podido recuperarse desde que Rafael Correa Delgado llegó al Palacio de Carondelet.

Pero así como deberán responder ante la justicia los policías sublevados, lo tendrán que hacer también Gutiérrez y su hermano Gilmar, diputado por la derechista formación política Sociedad Patriótica, pues a ellos y a sus camarillas les cabe la responsabilidad intelectual. Cuentan además con la complicidad de la corrupta derecha ecuatoriana que a través de un locuaz títere de los dueños de los principales medios de comunicación, ha comenzado a recoger firmas dizque para buscar la revocatoria del mandato de Correa.

Es evidente también la mano siniestra de Washington. Aunque ya son conocidas sus hipócritas maniobras de prenderle una vela a dios y otra al diablo, y en el caso del secuestro del mandatario ecuatoriano el Departamento de Estado salió farisaicamente a condenar el hecho, es revelador el informe oficial del Ministro de Defensa de Ecuador, Javier Ponce, difundido en octubre 2008 denunciando "que diplomáticos estadounidenses se dedicaban a corromper a la policía y las fuerzas armadas".

Este informe fue categórico en señalar que unidades de la Policía "mantienen una dependencia económica informal con Estados Unidos, para el pago de informantes, capacitación, equipamiento y operaciones".

Pero además, los hechos demostraron que algunos sectores de la Policía siguen las orientaciones de Gutiérrez, por eso durante la asonada de Quito, no dejaban de corear: "¡Lucio, Lucio, Lucio!"

Los perpetradores de esta sublevación, con un Presidente secuestrado y sometido a todo tipo de vejámenes, no tienen alternativa diferente a la condena y la prisión. Ni perdón ni olvido, advirtió el presidente Correa, luego de su rescate por tropas militares del hospital policial en el que lo mantenían retenido.

De ninguna manera debe replicarse en América Latina la inicua situación que sucedió en Honduras con el presidente legítimo Manuel Zelaya hace un par de años. En buena hora instrumentos como el de UNASUR y los sectores y organizaciones sociales del hemisferio reaccionaron con prontitud cerrando filas en torno del sistema legítimamente constituido en Ecuador, y el respaldo al gobierno de Correa fue práctico, oportuno e irrestricto.

Cabe esperar que las autoridades ecuatorianas inicien con prontitud las investigaciones, y como ha quedado demostrado que detrás de la rebelión policial estuvo Lucio Gutiérrez, afronte todas las consecuencias. Sería una cachetada de marca mayor no sólo para Ecuador sino para toda América Latina que cualquier país de la región le posibilite a este ex mandatario corrupto y felón la estadía en su territorio o le otorgue asilo, pues marcaría un funeste precedente, como ocurrió durante el gobierno colombiano de Andrés Pastrana Arango (1998-2002) que le dio refugio al esmirriado Pedro Carmona Estanga, quien provocó el golpe frustrado contra el presidente venezolano Hugo Chávez, el 12 de abril de 2002.

En el caso ecuatoriano, fue ejemplar la reacción del pueblo y de los sectores afines políticamente al presidente Correa que en forma decidida salieron a las calles a protestar por el secuestro del mandatario.

El presidente Correa, por su parte, a diferencia de los mandatarios cobardes, corruptos y vendepatria del pasado, como León Febres Cordero, Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez, de triste y dramática recordación, que negociaron o salieron de prisa y fugados de Carondelet, dio una gran lección de dignidad, verticalidad y valentía.

En el caso de estos presidentes tiranuelos que dejaron postrado al Ecuador, las masas populares los adversaba, mientras que en la intentona de golpe del pasado 30 de septiembre se demostró una vez más y con creces, el amplio y decidido respaldo que sigue manteniendo Correa.

En esta crisis, por fortuna, no se dejaron pasar las horas, ni se asumió una posición diplomática pasiva por parte de los gobiernos del hemisferio, lo cual hubiera sido un error, tal como quedó demostrado con el golpe de Estado hondureño.

De esta funesta experiencia queda la lección de que si peligra la democracia en un país, peligra en todo el continente. Ecuador y su gobierno pasaron una prueba de fuego, pero quedó claro que hay fuertes enemigos con capacidad muy grande de manipulación y desestabilización. Sin embargo, ellos y todos sus similares en el hemisferio, quedaron notificados: cualquier intento de subvertir la democracia es y será intolerable.

Bogotá, octubre 1 de 2010.