GOBIERNO DE URIBE QUIERE CRIMINALIZAR EL DELITO MÁS |
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A raíz de la presentación
del valiente informe “El Embrujo Autoritario”, publicado por
la hermana Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y
Desarrollo, PIDHDH Colombia, el Sr. Alvaro Uribe Vélez, Presidente
de la República, infirió peligrosas acusaciones, infundadas
por lo demás, en contra de los defensores y defensoras de derechos
humanos de Colombia, declaraciones que, en una realidad como la que vive
su país, atraen impredecibles consecuencias, implican riesgos,
evidencian la voluntad omnímoda de criminalizar una actividad legítima
y legal en una democracia formal, y aparejan una advertencia abierta para
quienes cometen el delito más hermoso que en Colombia y América
Latina se pueda cometer: defender la vida. Si la intolerancia desde los espacios privados es objetable, si la intolerancia en la ciudadanía llana es cuestionable, no es menos cierto que esa intolerancia, exacerbada y manifestada en las máximas alturas del poder, lleva una carga de acusación infundada totalmente condenable por provenir de quien proviene, un jefe de Estado, la autoridad máxima de un país, porque evidencia el grado de estigmatización al que puede llegar el poder contra quienes se atrevieron, con valiente sabiduría, inteligencia y eficacia, a cuestionar sus raíces autoritarias, sus "logros" desconcertantes, el endeble maquillaje de una realidad más que oscura: los defensores y defensoras de derechos humanos de Colombia. |
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Sostenemos
que el movimiento de derechos humanos de su país (tan nuestro de
corazón), que los defensores de DDHH de Colombia, son la avanzada
de la terca esperanza, el elocuente ejemplo de la dignidad, y son el orgullo
del movimiento latinoamericano de derechos humanos, desde hacía
tiempo. Y hoy, más que nunca. Los defensores de DDHH de Colombia, sin distinción alguna, todas y todos ustedes, son un símbolo de bella dignidad, de respetable actitud, de seriedad y credibilidad, ganada a punta de muertos, perseguidos, exiliados, torturados y amenazados. Y esto es muy serio, en una época como ésta donde el testimonio de vida implica hechos, donde disentir atrae odio. Los poderes pasan, los presidentes pasan, las amenazantes declaraciones pasan, los hostigamientos pasan. No pasa, en la memoria y el corazón, cada nombre de cada defensor, cada acción y cada denuncia, cada vida de cada hombre y mujer que la vida defienden con su vida, en todo el territorio de Colombia. |
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Si desde antes seguíamos atentos la situación de los
derechos humanos y de los defensoras y defensoras de Colombia en particular,
hoy asumimos como una obligación de ética y corazón,
de unidad y amor, de complicidad y querencia, nuestra Alerta Permanente
por todo lo que a partir de tan desafortunada intervención presidencial
pueda acontecer en nuestra Colombia con nuestr@s defensor@s. |
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Bien dice su mensaje: "El "Embrujo
Autoritario” se enmarcó en el ejercicio de la libertad de
expresión y de todas las libertades propias de un estado social
y democrático de derecho. Las opiniones expresadas en él
se alimentaron de diferentes fuentes, entre otras, estudios realizados
por entidades gubernamentales, académicas e informes de organismos
internacionales, y bajo ninguna circunstancia se hizo eco de opiniones
de cualquier actor armado ilegal. Una sociedad verdaderamente democrática
escucha y respeta abiertamente los puntos de vista críticos y desconfía
de los unanimismos políticos. La crítica y la oposición
a las políticas gubernamentales son posturas legítimas y
no pueden ser estigmatizadas, cayendo en lógicas dicotómicas
de amigo-enemigo y declaraciones que en las actuales circunstancias del
país, implican un gravísimo riesgo para la vida y la integridad
de las organizaciones y personas que defienden los derechos humanos como
paradigma ético de sociedades modernas, democráticas y pacíficas". |
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El proyecto autoritario más ambicioso
(y peligroso) que ha vivido la región andina en mucho tiempo, fue
tocado en lo más profundo, por parte de lo más ético
y valiente de una sociedad embrujada por la fuerza del poder. Eso es lo
que finalmente se esconde tras la amenaza, la estigmatización y
el discurso maniqueo del que teme. Con ustedes, hermanas y hermanos, nuestro corazón se enorgullece de latir, porque su vida es nuestra esperanza. Por la APDH y la Coordinación de PIDHDD Ecuador, ALEXIS PONCE |