Desde 2001, Venezuela adelanta una política de recuperación
del control de su principal recurso natural, el petróleo.
Tras denunciar la existencia de 32 convenios llamados "operativos"
en los que las empresas transnacionales pagaban regalías de apenas
1 por ciento, el Gobierno venezolano anunció su conversión
en empresas mixtas en las que el Estado retendría la mayoría
accionaria, dejando una importante participación (hasta 40 por
ciento) a las empresas extranjeras.
Según cifras oficiales esto permitiría la recuperación
de miles de millones de dólares al fisco. Por ejemplo, entre
1993 y 2002, Venezuela perdió unos 6 mil 760 millones de dólares
de ganancias.
Con el proceso de negociación, que se extendió por 2 años,
el Gobierno alcanzó en marzo de 2007 nuevos acuerdos en con las
empresas transnacionales que operaban en la Faja petrolífera
del Orinoco, entre las cuales la estadounidense Chevron, BP del Reino
Unido, Total de Francia y la noruega Statoil. Pero Exxon Mobil, y Conoco-Phillips
no accedieron a las negociaciones e iniciaron un proceso legal contra
el país.
Eso motivó que PDVSA asumiera las actividades que ejercían
sus socios, amparadas en la legislación nacional que prevé
que las transferencias de intereses, acciones, participaciones y derechos
previstas en la ley no generarán obligaciones tributarias al
país.
Según ha explicado el Gobierno de Venezuela en reiteradas oportunidades,
yacen en la Faja del Orinoco los mayores depósitos de hidrocarburos
del mundo, que el Gobierno estima a unos 236 mil millones de barriles.
Tales reservas son consideradas estratégicas no sólo para
Venezuela, sino también para un país "petrodependiente"
como lo es Estados Unidos.
"Exxon Mobil es la superficie del problema. Más allá
las otras petroleras y los otros intereses van a seguir el paso",
explicó James Petras, agregando que "eso no es un simple
un acto económico. Es parte de la estrategia de Estados Unidos
para debilitar el Gobierno, es una política de agresión
para sustituir al Gobierno elegido".
El estudioso norteamericano añadió varios temas más
a la agenda de Washington, como "generar descontento sobre la política
social de Chávez", generar exigencias económicas
en el interior del país -como ocurre con el desabastecimiento
de alimentos básicos- y, desde el exterior, "estrangular"
la economía.
Petras advirtió que la petrolera estatal venezolana debe repensar
la distribución de sus ahorros en el exterior porque si no toma
una decisión inteligente "va a sufrir otros golpes. PDVSA
no puede confiar en el exterior para mantener sus ingresos", puntualizó.
TeleSUR
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