BOLIVIA: ¿EL FIN DEL GOBIERNO POPULAR DE EVO? |
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POR HEINZ DIETERICH El dos de septiembre, el Vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, caracterizó la lucha por el poder del Estado entre las fuerzas oligárquicas (gamonales) y las fuerzas emergentes indígena-populares, como un "empate catastrófico", desde los años noventa. Y aseveró, que el gobierno ganaría el conflicto mediante una "redistribución pactada del poder con núcleo articulador indígena popular de los movimientos sociales". Sin embargo, los últimos acontecimientos en Sucre y las provincias sediciosas parecen indicar que se trata de un grave error de interpretación de la realidad y que el gobierno no tiene las fuerzas ni la iniciativa ya, para derrotar a la oligarquía. La fase popular ha terminado y no se puede excluir que Evo pierda el gobierno enteramente en el corto plazo. |
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LA ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL PARA VENCER A LOS GAMONALES
Álvaro plantea una estrategia económica desarrollista,
el "capitalismo andino", para darle una "base material"
a la redistribución pactada del poder, y formula la condición
fundamental de su éxito: "En lo político va a depender
mucho de cómo el núcleo articulador indígena popular
logra consolidar su base de expansión en el ámbito de
las clases medias y parte de las clases altas que hoy son objeto de
disputa por los sectores conservadores fascistas
Este proceso
de transición y resolución del 'empate catastrófico'
todavía va a tardar al menos algunos años, no es algo
inmediato." Las premisas de éxito del modelo de Álvaro son tres:
a) que la oligarquía no tiene un proyecto nacional antagónico
con la "misma capacidad de influencia" que el del gobierno;
b) el triunfo depende de las alianzas de clase que logre el "núcleo
articulador indígena popular"; c) que el gobierno tenga
varios años para realizar su proyecto nacional. Es obvio que
la primera premisa es falsa, porque las oligarquías y Washington
tienen, por supuesto, un proyecto para cada país latinoamericano
y la tercera es ilusoria, como muestran los muertos y las llamas de
Sucre. EL JAQUE MATE DE LA OLIGARQUÍA Ante la asombrosa incapacidad del gobierno de parar a la oligarquía en su guerra de movimientos, ésta ha decidido dar el jaque mate al gobierno popular en el mes de diciembre, con cuatro ofensivas coordinadas: a) crear ingobernabilidad y un levantamiento civil en Sucre; b) fomentar paros de transporte, desabastecimiento de energía y alimentos, y huelgas; c) formar un Consejo Nacional Democrático, encabezado por el gobernador fascista de Santa Cruz, Rubén Costas, que tiene por objetivo la "defensa de la soberanía, la unidad, la estabilidad económica y la democracia" en el país; d) la asunción del "derecho democrático de autogobierno" de las provincias de Santa Cruz, Tarija, Beni, Pando y Cochabamba. El mes de diciembre 2007 en Bolivia asume crecientemente el perfil de los meses de agosto-septiembre de 1973, en Chile. De hecho, ya coexisten dos gobiernos y dos Estados en Bolivia, uno popular y uno gamonal. Esa dualidad solo puede ser temporal. LA SOLUCIÓN HISTÓRICA La solución histórica de tal dualidad de poderes, analizada ejemplarmente por Lenin para la Revolución soviética, es la neutralización física del enemigo, mediante una fuerza civil o militar. La detención del Rey Luis XVI por las mujeres de mercado, en las Tuilleries, en 1792, en la Revolución Francesa y el ataque del ejército rojo al Palacio de Invierno en 1917, en San Petersburgo, son sendos ejemplos de esta solución, que generalmente fue seguida por una dictadura revolucionaria. Sin embargo, el gobierno boliviano no tiene a su disposición una fuerza civil o militar capaz de resolver por la fuerza el conflicto de la dualidad de poderes. La Fuerza Armada no va a matar por el gobierno y la idea del envío de civiles del altiplano a las provincias sediciosas, o del campo a las ciudades, sería descabellada. LAS CAUSAS DE LA DERROTA Entre las causas subjetivas de la derrota popular en Bolivia destacan las siguientes: la falta de experiencia del equipo gubernamental de Evo; la ausencia de un pensamiento estratégico realista, tipo Cromwell o Lenin, en su gabinete; parece increíble, pero la vicepresidencia de Álvaro invitó dos semanas pagadas a uno de los principales confusionistas del imperialismo, Tony Negri, para que predicara en comunidades y universidades de Bolivia de "la multitud", de las nuevas subjetividades y de "la mierda que es el Estado Nacional", en palabras de Negri, en un discurso que encaja perfectamente bien con las mentiras de "autonomía" y descentralización departamental de los separatistas de Bush y Aznar; la subestimación del enemigo tal como se manifiesta en el planteamiento de Álvaro, así como el error estratégico más grave, la sacralización suicida del constitucionalismo, con la Carta Magna y la Asamblea Constituyente. Formar, en las condiciones concretas de Bolivia una Asamblea Constituyente, significaba iniciar una guerra por un trozo de papel (la Constitución), en lugar de librar una guerra real por el poder real. Este error permitió a la derecha reagruparse y recuperar la iniciativa estratégica. La reforma constitucional en Venezuela es un error semejante, aunque de dimensiones menores, cuyo efecto se manifestará a mediano plazo. Ojala, que la Asamblea Constituyente del Ecuador aprenda de estas experiencias y ratifique como primera medida en su agenda, la convocatoria a nuevas elecciones, para disolver legalmente a la partidocracia de la oligarquía y quitarle el principal reducto que le queda, el Congreso. ¿COMO SALVAR AL GOBIERNO DE EVO? Dado que el gobierno no tiene a su disposición el recurso de la violencia legítima a gran escala, por ejemplo, la declaración e imposición del estado de sitio, como tampoco lo tuvo Salvador Allende en 1973, ni la violencia insurreccional del pueblo, le quedan solo dos opciones: negociar en condiciones desfavorables las demandas de la oposición, o dejar la quimera de la Carta Magna y de la Asamblea Constituyente en el olvido y convocar a nuevas elecciones generales. Congresos de humanismo y "contra la guerra" en La Paz; ilusiones inventadas desde el exterior sobre el Premio Nóbel de la Paz y seminarios sobre la "nueva subjetividad" de las "multitudes" ---¡en el país más comunitario de América Latina!--- solo pueden profundizar el grave peligro en que se encuentra el gobierno popular. Es urgente, para todas las fuerzas progresistas, salvarlo, porque Bolivia es, hoy día, el eslabón más débil en la cadena de los países bolivarianos. Las consecuencias de su derrota para los gobiernos en Venezuela, Ecuador y Nicaragua, serían estremecedoras.
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