WASHINGTON PONE AHORA SUS OJOS SOBRE EL ALCA, LUEGO DE IMPONER EL CAFTA

Para la administración Bush, la aprobación del acuerdo de libre comercio con los países de Centroamérica (Centraomerican Free Trade Agreement, Cafta) tiene más importancia política que económica, puesto que los países centroamericanos suman apenas el 1,9% del comercio internacional de Estados Unidos.


Este tratado comercial constituye para el gobierno de George W. Bush un instrumento clave para impulsar otros acuerdos en la región, las discusiones mundiales de liberalización comercial en el marco de la OMC y, sobre todo, la concreción por fin, del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuyas negociaciones están paralizadas.

"La aprobación del Cafta no es sólo esencial para el ALCA, sino también para todos los demás TLCs en el futuro", afirmaba John Murphy, vicepresidente para asuntos del Hemisferio Occidental de la Cámara de Comercio de EEUU, antes de la aprobación del acuerdo. Si el Cafta no era aprobado por el Congreso, "los gobiernos extranjeros hubieran estado menos dispuestos a poner sobre la mesa sus propios temas sensibles", agregó.

David Fleischer, analista político de la Universidad de Brasilia considera que con la aprobación del CAFTA, Washington tiene ahora el sartén por el mango y en consecuencia, "EEUU percibe el ALCA como un plato suculento y viene intentando comer de sus bordes por medio de acuerdos bilaterales y más pequeños de libre comercio con Chile, el Cafta y el plan de comercio Andino, de manera de desgastar lentamente el liderazgo que Brasil y Argentina tienen en América Latina".


NUEVA ARREMETIDA NEOLIBERAL

Esta es una nueva etapa de los Estados Unidos en la que trata de impulsar otra arremetida a favor del libre comercio a lo largo y ancho de América Latina. Si bien el Presidente Bush consiguió dar un paso político importantísimo en su intento de retomar el ALCA, no es menos cierto que la oposición interna a los tratados de colonización de América Latina también se ha fortalecido.

El Sindicato Nacional de Campesinos de Estados Unidos argumenta que pequeñas familias del agro se verán afectadas por el Cafta, mientras que activistas que luchan contra el Sida están en contra de cláusulas que aumentan el control de medicinas genéricas.

Para los grupos críticos, la aprobación del Cafta se convierte en una bomba de tiempo por sus implicaciones migratorias. En un lapso no muy lejano, el acuerdo provocará una avalancha de inmigrantes hacia Estados Unidos luego de que quiebren las débiles economías centroamericanas, especialmente los agricultores imposibilitados de competir con la tecnología de avanzada y los subsidios de sus "socios" comerciales del norte. La oposición norteamericana también está preocupada por la pérdida de empleos que supondrá la competencia de mano de obra más barata de los inmigrantes provenientes de El Salvador, Honduras, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana.

Los críticos del plan esperan que se repita la historia del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá conocido como TLCAN, que elevó el número de inmigrantes mexicanos. Según estadísticas, 10 años después del TLCAN se perdieron más de 1,3 millones de empleos y más de dos millones de personas cruzaron la frontera estadounidense en busca de mejores oportunidades.

Hace más de una década el Nafta era visto como una promesa. Hoy, son legión los que lo consideran como una amenaza y la causa principal de la precarización laboral, la pérdida de empleos y la concentración de la riqueza en muy pocas manos. "Hemos aprendido de los errores del TLC entre EEUU, Canadá y México. Se nos dijo que la firma de este Tratado supondría aumento en los ingresos de los trabajadores, aumento de las fuentes de empleo y una reducción sustancial de inmigrantes y refugiados económicos. Hoy, sin embargo, hemos visto cómo se han destruido más de 750 mil fuentes de empleo en EEUU y la inmigración del sur hacia el norte sigue creciendo", asegura la congresista demócrata por California Hilda Solís.


SOBORNOS EN EL CONGRESO NORTEAMERICANO


La legisladora nicaragüense Alba Palacios, miembro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), denunció que la aprobación del Cafta constituye otra farsa más de la política de Bush. El Congreso estadounidense dejó abierta la votación por más de tres horas, después de terminar el tiempo previsto. En ese tiempo "compraron a congresistas demócratas con grandes sumas de los fondos para proyectos en sus distritos electorales". Eso demuestra la "irresponsable y corrupta" actuación de los llamados defensores de la democracia, reclamó Palacios.

El Partido Demócrata acusó a Bush de sobornar a legisladores. Horas después de la aprobación del polémico pacto, la líder liberal en ese órgano, Nancy Pelosi, denunció que Bush realizó "ofertas cuestionables" a los congresistas para vencer su oposición al proyecto. Varios demócratas denunciaron que la Casa Blanca prometió a numerosos diputados la construcción de infraestructura, el mantenimiento de bases militares y otros beneficios económicos en sus distritos. Medios de prensa como el influyente diario The Washington Post confirmaron ese plan. Una de las concesiones, por ejemplo, fue proteger los envíos actuales de mezclilla o tela de jean hecha en EEUU hacia Nicaragua, promesa que aseguró los votos de al menos media docena de legisladores de zonas de producción textil en el sur del país.



CAFTA

A MERCED DE LAS MULTINACIONALES


El llamado libre comercio del Cafta pondrá a competir a frágiles economías con la mayor potencia del mundo. El maíz, el arroz, el pollo, los frijoles y otros productos norteamericanos sumirán en una crisis a Centroamérica, cuyos 44 millones de consumidores estarán a merced de las corporaciones estadounidenses, en adversas condiciones laborales, ambientales y de pobreza. El diario Hoy de El Salvador señaló que varios legisladores norteamericanos admiten incluso que el acuerdo redundará en un aumento de la pobreza social en América Central y empeorará las condiciones laborales de los trabajadores.

Organizaciones populares de Guatemala consideran una muestra de debilidad el estrecho margen de aprobación de un acuerdo, y anuncian que seguirán combatiendo su implementación. Gilberto Atz, líder de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), señaló que la votación "no es un triunfo de Estados Unidos", porque el escaso margen "deja en una situación totalmente difícil al mismo gobierno norteamericano que evidencia el poco respaldo de la sociedad civil de allá”.

La organización no gubernamental Red Sinti Techan sostuvo en un comunicado que este TLC amenaza el marco constitucional salvadoreño y la integración de la región. Mediante los capítulos de inversión y de compras gubernamentales se pueden privatizar servicios públicos que afectan derechos económicos, sociales, culturales y comerciales, indicó el representante de Sinti, Abraham Brego.



Una encuesta realizada en junio último por la escuela de Matemáticas de la Universidad estatal de Costa Rica reveló que el 69,6 por ciento de los costarricenses considera que el Cafta favorece a Estados Unidos. Un 69,8 por ciento pide un referendo para decidir el futuro del acuerdo considerando que causará pobreza, daños en el medio ambiente y pérdidas enormes para los agricultores.

fsarellano@cronicon.net