La ofensiva sería liderada por las Fuerzas Armadas Colombianas,
las cuales, según su estrategia, acorralarían a las FARC
hacia el sur donde las esperarían los marines estadounidenses.
Una operación similar pero mucho más reducida, involucrando
a los anteriores US-SEALS fue suspendida al último minuto. La
administración de Bush se estaría preparando para lanzar
la ofensiva que podría resultar en la muerte de miles de víctimas
inocentes, de pueblos indígenas y campesinos colombianos.
La presencia en Colombia de tropas estadounidenses en combate, contraviene
directamente a las orientaciones del Congreso en relación tanto
al Plan Colombia de Clinton, como a la Iniciativa Andina extendida por
Bush. Sin embargo, con el bombardeo a lo largo del último año
de propaganda sobre terrorismo incluyendo la alegación del subsecretario
de Estado, Rand Beers, de que las FARC se entrenaban con Al-Qaeda, la
administración de Bush prevé que la reacción de
la opinión pública estadounidense será controlable.
EJERCICIO UNITA
Como antecedente al ingreso de marines a territorio colombiano se tiene
que en el mes de septiembre de 2002 se realizó el ejercicio UNITAS
que involucró a las Fuerzas Expedicionarias Selváticas
de la Marina de Estados Unidos y a las Fuerzas Armadas peruanas, durante
el cual, por primera vez, 600 marines a bordo del USS Portland, se adentraron
por las aguas internacionales del río Amazonas hasta el río
Nanay, en las afueras de Iquitos, en área peruana.
El Presidente de ese país, Alejandro Toledo, negó que
la presencia de Estados Unidos indicara alguna intervención futura
de las tropas estadounidenses en suelo peruano o la presencia de una
base estadounidense en Perú lo cual no es permitido según
su legislación interna a menos que sea específicamente
autorizado por el Congreso. Sin embargo, testigos internos vieron la
llegada del USS Portland como un mensaje tanto a las FARC como a Perú.
El mensaje que se le quiso dar a las FARC fue que Estados Unidos puede
irrumpir en cualquier momento y cortar sus rutas de escape fluvial a
Brasil, Perú y Ecuador ante un avance ofensivo hacia el sur de
las Fuerzas Armadas colombianas. Para el pueblo peruano, y personalmente
para Toledo, la llegada del Portland con 600 Marines a bordo era un
recordatorio de que se había excedido al cancelar abruptamente
en abril, un ejercicio conjunto Perú-Estados Unidos, llamado
Nuevos Horizontes, después de un año de planificación
y a menos de un mes de su previsto inicio.
La planificación de la llegada del Portland al río Nanay
como parte del ejercicio UNITAS, empezó casi al mismo momento
en que Toledo cancelara el programa Nuevos Horizontes.
Las tropas estadounidenses realizarán muy probablemente sus operaciones
tanto desde la base estadounidense de Manta, en la costa de Ecuador,
como desde una base construida en 1999 en la selva profunda, cerca de
la frontera del río Putumayo entre Perú y Colombia. Esta
base secreta estaba destinada a un uso conjunto de Perú y Estados
Unidos ante una eventual ofensiva militar de Colombia que empujara a
las FARC al sur del Putumayo pero en el momento en que se terminó,
el entonces presidente Alberto Fujimori ordenó a los asesores
militares de Estados Unidos que salieran de la misma.
Tanto Washington como Bogotá intentarán mantener en secreto
el mayor tiempo posible la presencia de los marines en Colombia y cuando
empiecen las operaciones tanto el gobierno de Bush como el de Uribe
Vélez se limitarán a señalar que la misma es el
resultado de ejercicios de entrenamiento o de asistencia legal a los
militares colombianos.
NO SE DESCARTA INTERVENCIÓN DIRECTA
En los foros internacionales que se realizaron durante el último
semestre de 2002 en diversas partes del continente para abocar el tema
de las repercusiones que está teniendo el Plan Colombia no solamente
en este país sino en las naciones andinas, por cuanto que algunas
de ellas están sintiendo los rigores del conflicto, varios analistas
latinoamericanos no descartaron la posibilidad de una intervención
directa por parte de la administración Bush en territorio colombiano,
pues la militarización de Estados Unidos a lo largo y ancho del
continente latinoamericano es un hecho. A esta realidad se suma que
gobiernos como los de Brasil, Ecuador, Panamá y Perú,
están afrontando presiones por parte de Washington para que se
involucren militarmente en el problema.
Con el propósito de buscar una visión en conjunto de académicos
y dirigentes latinoamericanos que siguen paso a paso el desarrollo de
la confrontación en Colombia, CRONICÓN logró dialogar
con varios de ellos, quienes tienen una percepción muy particular
sobre la situación, obviamente vista desde afuera.
EL ESCENARIO INTERNACIONAL
Para lograr una reflexión concienzuda del problema colombiano
hay que, necesariamente, acudir al contexto internacional, en el que,
como es sabido, Estados Unidos juega papel preponderante.
Por eso el coronel (r) y estratega militar del Ejército ecuatoriano
Jorge Brito Albuja, quien está dedicado a desarrollar una interesante
labor académica a nivel internacional sobre la realidad geopolítica
de América Latina y las incidencias del Plan Colombia en la región
andina, explica que "la preocupación de los Estados Unidos
para el año 2030 o 2040 radica en que se está diseñando
un escenario de una posible confrontación entre esta potencia
y China. La lucha por los mercados, el control del petróleo,
el control de las áreas estratégicas mundiales, especialmente,
van a hacer que los conflictos vayan agudizándose en las diferentes
regiones del planeta".
"Por esa razón es que la verdadera intencionalidad del Plan
Colombia es económica en el sentido de acelerar la apertura de
los mercados, porque en el fondo toda esta estrategia del citado Plan
no es sino un mecanismo para desviar la atención de nuestros
países y poder poner en marcha el proyecto económico del
Área del Libre Comercio de las Américas (ALCA), que significa
romper las fronteras y abrir un mercado pauperizado por la situación
económica de nuestras naciones, pero que integra 700 millones
de potenciales consumidores. El único beneficiado con esta gran
estrategia es Estados Unidos que a través del Plan Colombia y
del monitoreo que efectúa en la región, de paso consolida
el control de todos los recursos naturales, desde la cuenca del Orinoco
a la cuenca del Guayas, y desde la cuenca del Amazonas al río
de la Plata. Todo esto es lo que realmente se encuentra detrás
del llamado Plan Colombia y ahora de la Iniciativa Regional Andina.
Estados Unidos mira preocupado que se vaya configurando una situación
regional que abra la posibilidad de un alineamiento de carácter
político en el futuro entre Cuba, Venezuela, Ecuador y Brasil.
Entonces, ellos, los Estados Unidos, deben crear las condiciones propicias
de conflictividad para impedir por varias décadas el nacimiento
de un proyecto de carácter regional que pueda enfrentar en una
forma adecuada sus intereses hegemónicos", señala
el coronel (r) y analista Brito Albuja.
Esta circunstancia, coincide con la preocupación expresada a
este medio periodístico por Adolfo Pérez Esquivel, Premio
Nobel de la Paz 1980, en el sentido de que se viene presentando un alto
crecimiento del armamentismo y del militarismo en la región.
"Dentro de este panorama -observó- la Doctrina de la Seguridad
Nacional no murió, está vigente y está vigente
sobre otros ejes, muestra de ello son las maniobras latinoamericanas
realizadas en Argentina con los ejércitos de Brasil, Bolivia,
Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos que se denominaron
Ejercicio Cabañas 2001. Ahí las hipótesis de conflicto
que se presentaron son realmente preocupantes para América Latina
y tiene que ver con el ALCA, la exclusión, la pobreza, la deuda
externa. El documento oficial del poder ejecutivo de la Argentina enviado
al Congreso para justificar las maniobras militares señala que
el propósito de éstas "apunta al entrenamiento de
las Fuerzas Armadas de la región en un campo de batalla compuesto
por civiles, organizaciones no gubernamentales y agresores potenciales".
LAS BASES DE ALCÁNTARA Y MANTA
En su estrategia por militarizar el continente, Estados Unidos viene
incrementando sus bases de monitoreo y vigilancia, por lo que últimamente
está utilizando con éxito el puerto ecuatoriano de Manta.
Allí se montó una base aérea que sirve como plataforma
de inteligencia militar para todos los efectos del Plan Colombia. Pero,
adicionalmente, Washington presiona al gobierno del Brasil con el objeto
de que ceda la basa de Alcántara en la región amazónica
de este país para los mismos fines que cumple la base aérea
en territorio ecuatoriano.
María Luisa Mendoça de la Red Social, Justicia y Derechos
Humanos de Brasil señala que "Alcántara es parte
de una estrategia continental que tiene como foco central el Plan Colombia.
Estados Unidos ya está cerrando su estrategia en todo el continente
con bases militares empezando por Puerto Rico, pasando por el Caribe,
Cuba, Ecuador, Colombia y en esta perspectiva Alcántara es muy
importante. Ahora con los entrenamientos militares en Argentina lo que
se busca por parte de Washington es enviar un mensaje en el sentido
de que los países latinoamericanos deberían involucrarse
militarmente para ayudar a Colombia. Los militares en Brasil han resistido
mucho las presiones norteamericanas en contaste con Argentina cuyo gobierno
ha impulsado maniobras militares de los ejércitos latinoamericanos
en lo que se denominó Ejercicio Cabañas 2001".
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En Alcántara existe una base que
el gobierno brasileño instaló hace más de veinte
años "pero -dijo Mendoça - no tiene casi uso porque
nuestro Estado no cuenta con los recursos suficientes para la investigación
aeroespacial, entonces la idea es hacer un acuerdo con los Estados Unidos
y rentar esa base por 30 millones de dólares anuales para que los
norteamericanos puedan utilizar esa estructura, pero el problema es que
el acuerdo que firmó el gobierno de Fernando Henrique Cardozo en
abril de 2000 se hizo sin la autorización del Congreso Nacional
por lo que ahora está siendo impugnado y además evaluado
por diferentes fuerzas políticas. Dicho acuerdo establece que los
brasileños no pueden utilizar esos recursos de la renta para hacer
sus propias investigaciones tecnológicas, al mismo tiempo señala
que los Estados Unidos podrán mantener en la base área zonas
restrictivas y serán los norteamericanos los que definan quién
puede y quién no ingresar a sus instalaciones. Adicionalmente se
establece que el gobierno de Brasil no podrá inspeccionar los containeres,
los materiales que lleguen o salgan, por eso no se puede determinar si
efectivamente Washington va a utilizar esta base para fines pacíficos
o no, lo cual y conociendo la política bélica de Bush esto
puede desembocar en un gran peligro para Brasil porque pueden convertir
a Alcántara en una base militar".
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Puntualizó que el pueblo brasileño tiene la esperanza
de que ahora con el nuevo gobierno del presidente de Inacio Lula da
Silva se niegue la pretensión de Estados Unidos en el sentido
de utilizar a su antojo la base de Alcántara.
Entre tanto, Brito Albuja respecto de la base ecuatoriana de Manta sostuvo
que por su posición geográfica especial le permite tener
las condiciones óptimas desde el punto de vista geoestratégico
para materializar el Plan Colombia.
"Si la base de Manta, como mencionan las autoridades de gobierno
ecuatoriano, simplemente sirve para proveer inteligencia electrónica
contra los traficantes de droga, ¿por qué se gastan 80
millones de dólares, y por que se refuerza con concreto la pista
de la base? Porque en el Acuerdo Operativo se habla de que podrán
aterrizar y decolar de ella aviones Galaxy, C-130 y C-140, que son aviones
utilizados para el despliegue rápido de tropas. Un avión
de esa naturaleza puede transportar 300 hombres completamente armados
y equipados, y es el equivalente en peso, de helicópteros, tanques
y fuerzas de intervención rápida que fluctúan entre
15 mil y 20 mil hombres en un máximo de 48 horas".
PLAN COLOMBIA Y ALCA
Pero para estos analistas, la estrategia de militarización de
América Latina esconde un factor económico y es ahí
donde reside el interés de Washington, pues la posibilidad de
que en el 2005 entre en vigencia el Área de Libre Comercio a
lo largo y ancho del continente americano va paralelo a una estrategia
de Seguridad Nacional.
Para el economista, investigador y catedrático ecuatoriano Alberto
Acosta, "el ALCA es una estrategia económica que va mas
allá de lo económico y tiene mucho de político,
a la que se llega gracias a un proceso de ablandamiento que se hizo
a través de las renegociaciones de la deuda externa que abrió
la puerta al ajuste estructural y que permitió el ingreso del
neoliberalismo que ahora pretende enraizarse con el ALCA. Y el Plan
Colombia con el Plan Puebla-Panamá y las bases militares en toda
América Latina son una respuesta concreta para asegurar por la
fuerza de las armas los recursos naturales. ¿Fíjese en
dónde se están dando los ejes multimodales de control
planteados por Washington? En todas aquellas zonas donde están
los recursos petroleros, los recursos de gas, el carbón, la biodiversidad,
el agua, y el Plan Colombia en concreto es un mecanismo para eliminar
una de las principales amenazas que tiene esta iniciativa norteamericana
que es la guerrilla colombiana. En síntesis: ALCA, deuda externa
y militarización son partes de un proceso de dominación".
Lo anterior lo ratificó la canciller ecuatoriana Nina Pacari,
quien considera el "ALCA "el peor escenario económico
no sólo para su país sino para la región".
Dentro de este contexto, el destacado sociólogo norteamericano
James Petras en diálogo con CRONICÓN se mostró
pesimista respecto de la evolución del conflicto colombiano y
criticó acerbamente la intervención de Estados Unidos
en el mismo.
"La situación colombiana va a llevar a más conflictos
generalizados y sin fin porque están muriendo civiles colombianos,
soldados e insurgentes. Mientras se siga derramando sangre colombiana,
Estados Unidos va a continuar involucrándose en el conflicto
porque su meta es destruir a los antagonistas de su proyecto en este
país y no les importa el costo económico porque ya la
guerra ha desplazado millares de productores, han creado un clima tan
conflictivo que ningún inversionista serio se atreve a ir a Colombia,
han limitado todas las posibilidades de dirigir el presupuesto nacional
hacia la productividad. Entonces hay que señalar con toda claridad
que Estados Unidos interviene en Colombia para reestablecer su hegemonía
aprovechando no solamente sus recursos económicos sino también
adoptando un plan de conquista mediante la destrucción, desechando
las posibilidades de reconciliación y producción. Este
es un proyecto político-militar que camina independientemente
del costo económico para Colombia en todo sentido", sentenció
Petras.
NARCOTRÁFICO Y BIODIVERSIDAD
Al lado de la militarización de la región y del interés
económico de Washington, también giran dos intereses que
mueven al gobierno norteamericano los cuales tienen que ver con la biodiversidad
y el negocio del narcotráfico.
En concepto del ex comandante del Ejército ecuatoriano, general
(r) René Vargas Pazzos,"el verdadero objetivo de Estados
Unidos en esta región es la biodiversidad, el agua, el oxigeno,
eso es lo que está en juego. El agua va a ser un elemento crítico
en las próximas décadas y en Latinoamérica existe
más del 40 por ciento del agua pura, del agua no contaminada,
lo mismo la biodiversidad y el oxigeno que produce la Amazonía.
Estados Unidos ha sido renuente a firmar los convenios de la Tierra,
el convenio de Kyoto no lo respetó poniendo en evidencia el hecho
de que esta potencia que representa el 4.5 de la población mundial
produce más del 40 por ciento de las impurezas que envía
a la atmósfera y esa contaminación nos afecta a todos
por el daño ecológico que le causa al planeta. Pero ellos
tienen objetivos superiores acordes con sus intereses y por eso es que
ponen en práctica esa política de militarización
para controlar todos los escenarios de conflicto que pueden convertirse
en escenario de guerra y tienen la capacidad de hacerlo, es una potencia
tan desarrollada que ha implementado armas letales como la nuclear,
la bacteriológica, etcétera, para poder destruir el mundo
en cuestión de segundos. El problema es que ya estamos viviendo
el inicio de una nueva manera de confrontación que es el terrorismo
que nos disgusta a todos pero que es el arma única que tienen
los que no pueden luchar de igual a igual con una potencia tan formidable
como es los Estados Unidos, entonces se van a presentar escenarios de
guerra localizados en ciudades. Pero a la postre esa es la única
posibilidad de luchar entre un gigante y un débil. La pregunta
que tenemos que hacernos es ¿hacia dónde nos alineamos?".
Y respecto al problema del narcotráfico, el coronel Brito Albuja
recordó que "el organismo de los Estados Unidos responsable
de la estructura militar encargada de diseñar la lucha antidrogas
para toda la región de Centro y Sudamérica es el Comando
Sur. Pero la estrategia militar de lo que hoy se conoce como Plan Colombia
se viene implementando no desde el año 2000, sino desde el 1º
de enero de 1996, fecha en que el Comando Sur recibió la misión
estratégica de iniciar la lucha militar antidrogas. Ahora hay
que preguntarse: ¿Estados Unidos quiere acabar con las drogas?
No lo quieren. ¿Por qué? Porque la siguiente razón:
En 1982 el director de la Central de Inteligencia, CIA, dispuso que
se realizara una investigación en los propios Estados Unidos
sobre la implicación del sistema financiero estadounidense en
el lavado de dinero sucio, proveniente del narcotráfico. En el
informe secreto elaborado con tal fin se mencionó que en el sistema
financiero norteamericano se lavaba ya en esa época una masa
monetaria del orden de 220 a 250 mil millones de dólares. Entonces
el mayor beneficiario de este negocio ilícito es Norteamérica,
sin embargo se acusa a los países productores y cultivadores
de la hoja de coca, que incluso culturalmente lo han hecho por siglos,
de ser los responsables de que en Estados Unidos haya cuarenta millones
de adictos, siendo este un problema estructural de la sociedad norteamericana".
LA SITUACIÓN INTERNA
Entre tanto, la llamada pomposa y eufemísticamente política
de "Seguridad Democrática", puesta en marcha desde
que inició su gobierno hace cinco meses el presidente Álvaro
Uribe Vélez, consistente en aplicar mano dura mediante la declaratoria
del Estado de Conmoción Interior (régimen marcial), militarizando
aún más todas las regiones del país, ha terminado
por incrementar y degradar el conflicto.
Esta política de llevar al máximo las tácticas
represivas por parte del Estado le está permitiendo al gobierno
de Uribe Vélez iniciar "negociaciones" con los grupos
paramilitares organizadas en las llamadas Autodefensas Unidas de Colombia
(AUC) que se han caracterizado en los últimos veinte años
por ejercer la guerra sucia en este país bajo el patrocinio de
algunos sectores del llamado establecimiento colombiano.
Aunque las AUC están fraccionadas y debilitadas, lo que busca
el gobierno de Uribe, según algunos analistas como la senadora
Piedad Córdoba, es legalizarlas para que sus efectivos, alrededor
de ocho mil hombres, engrosen las filas del Ejército colombiano
o de los organismos de seguridad para reforzar la lucha contrainsurgente.
Lo grave del asunto es que, en forma muy discreta y sin que se haya
producido ningún debate, Uribe logró en el Congreso de
la República prorrogar una ley que le permite negociar con grupos
insurgentes al margen de la ley, quitando la traba de concederles estatus
político. Es decir, ahora el gobierno colombiano puede iniciar
conversaciones con cualquier banda de delincuentes comunes, porque no
se requiere de ahora en adelante para llevar a cabo un proceso de paz
estar incurso en delitos políticos que es lo que caracteriza
a la subversión armada. Es lo que va a ocurrir, precisamente,
con los grupos paramilitares que no se han sublevado contra el Estado
colombiano a diferencia de las FARC o el ELN, sino que, por el contrario,
dicen respetar las leyes colombianas y practican en su nombre métodos
de guerra sucia y exterminio atroz.
Sin embargo, el politólogo Hernando Gómez Buendía
sostiene que si bien el gobierno deUribe Vélez puede lograr en
el corto plazo recuperar zonas cocaleras que hoy son de dominio de los
paramilitares y aunar esfuerzos con éstos en el combate contra
los grupos guerrilleros, "el asunto tiene riesgos y acideces. La
acidez ante todo, de que queden impunes los horrores morales".
Así las cosas, lo que se ve en el horizonte es que el conflicto
colombiano siga exacerbándose, más aún ahora cuando
la lógica de la política internacional dictada por el
gobierno de George Bush después del 11 de septiembre de 2001
es la utilización de la guerra. Y en ese sentido, el presidente
Álvaro Uribe Vélez es obediente y seguidor a pie juntillas
de las directrices que impone Washington.
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