El Liberalismo clásico se desarrolla en Inglaterra después
que esta se había convertido en la primera potencia económica
y comercial a nivel mundial. Este desarrollo lo logró en base
a una política opuesta al liberalismo económico, lo hizo
a través del proteccionismo económico. Después
de tener confianza en su extraordinario poder podía darse el
lujo de desear la competencia frontal contra cualquier economía
del mundo. No tiene nada de extraño pues, que comenzarán
a dar propaganda al Liberalismo Económico. Era la forma más
factible para que sus no muy doctos competidores abrieran sus economías
y mercados a una lucha que iban a perder de cualquier manera.
Esta es la misma lógica que prevalece en la actualidad. Los países
más desarrollados, que se desarrollaron protegiendo su economía
y comercio (Estados Unidos es un ejemplo clásico en este sentido)
incitan ahora a los países subdesarrollados a "competir
libremente "en el mercado mundial. Esta "libre competencia
" tiene lugar entre países que exportan productos de alto
valor agregado unos y otros productos básicos o intermedios,
tiene lugar también a través de un comercio cautivo en
el interior de trasnacionales que dominan más del 40% del mercado
mundial al cual no tiene acceso los países subdesarrollados,
tiene lugar también con un comercio de productos agrícolas
fuertemente subsidiados por los países industrializados y con
altos costos de producción por parte de los subdesarrollados,
ocurre también soportando las hipócritas políticas
proteccionistas del Norte, ocurre enfrentando el dumping de los comerciantes
norteños, ocurre en definitiva en una práctica totalmente
opuesta al discurso oficial de liberalismo económico.
En realidad, los países desarrollados no han transitado ni mucho
menos a una postura de liberalidad comercial. Han prácticamente
obligado sin embargo a las naciones periféricas a abrir su comercio
llevando su producción nacional a la ruina al tener que enfrentar
productos extranjeros más baratos por la alta productividad de
las economías de donde proviene y por los elevados subsidios
que les otorga el Estado a sus productores. Nada más alejado
del discurso. El Estado financia la competitividad de las empresas privadas.
Los países que en el marco de las economías subdesarrolladas
han conocido cierto desarrollo e incluso industrialización, lo
han logrado protegiendo sus economías, su sistema bancario -
financiero y su comercio, no aplicando los dogmas neoliberales de apertura
y liberalización (tal es el caso de algunos países asiáticos).
Los que supongan que el libre cambio sea posible como alternativa de
desarrollo deberían reflexionar sobre si alguna vez este ha existido
en realidad, y si es posible que bajo el dominio del Modo de Producción
Capitalista -sobre todo en su vertiente Neoliberal - pueda existir algún
día brindando igual desarrollo para todos sus participantes.
PRIVATIZACIÓN DE EMPRESAS PUBLICAS
En la ortodoxa neoliberal el Estado es un mal empresario, gestor de
corrupción e ineficiencia económica, de tal forma, la
empresa debe ser privada y no estatal o pública. Bajo esa óptica
incluyen en sus programas de ajuste la necesidad de privatizar las empresas.
No discutiremos aquí la superioridad o no de la participación
empresarial del Estado sobre la privada. Hay algo más importante
que perder el tiempo en esa discusión y es encontrar el interés
oculto tras ella.
Ciertamente, en la economía actual prima la trasnacionalización
y liberalización de las relaciones económicas, lo cual
indica que ningún cambio en ninguna economía pasará
desapercibido. Si alguna economía periférica decide privatizar
sus recursos estratégicos, como lo han hecho muchos países
de América Latina movidos por la necesidad de pagar parte de
su deuda externa, pues ya el comprador y empresario privado no será
un capitalista local, sino internacional, o trasnacional. Esto resulta
en que el acto de privatización se convierte en acto de desnacionalización
de los recursos estratégicos de la nación.
Si esto no sucede directamente, pues pasará indirectamente. Si
la empresa se privatiza y pasa a ser propiedad de un capitalista nacional,
es difícil creer que este capitalista local podrá hacer
frente a las empresas trasnacionales si es que estas se interesan en
destruirlo. En todos estos análisis es importante tener siempre
claro que el contexto es de apertura y liberalización, que la
competencia es frontal aunque en extremo dispareja. Si las empresas
quedaran en manos estatales, o si el Estado protegiera las economías
muy distintas serían las cosas. Pero es precisamente el debilitamiento
estatal y la privatización desnacionalizadora lo que ocultamente
busca el Programa de Ajuste Estructural.
Los países de América Latina han visto como sus recursos
más preciados se han agotado sin haber tributado en nada al desarrollo
de sus naciones. El gran favorecido ha sido y es el capital trasnacional.
El problema es en verdad grave. En Argentina por ejemplo, durante la
crisis de fines de siglo, se privatizaron hasta los cementerios. La
flota aérea del país se vendió casi completa a
precios ridículamente bajos. En Rusia los recursos energéticos
fueron privatizados y desnacionalizados en su mayor parte. La promesa
capitalista para Rusia se convirtió en la usurpación de
las riquezas a las que antes no podía acceder el capital trasnacional.
Los países no tendrán forma de salir del subdesarrollo
si acceden a desnacionalizar sus recursos. Es imposible alcanzar algo
en economía nacional si no se explotan a favor de las naciones
sus recursos. La economía no puede hacer frente a estos problemas,
denominados extraeconómicos, sin embargo para la Economía
Política son procesos claves para entender la realidad y perspectivas
de nuestras economías.
Podemos plantear que el modelo neoliberal sintetizado en los Programas
de Ajuste Estructural más allá de ser un programa de desarrollo
económico es una herramienta del capital trasnacional para adecuar
el funcionamiento de las economías periféricas a sus necesidades
de valorización y acumulación contemporáneas.
Como se trata de programas pro - capital trasnacional el logro de algún
crecimiento económico real para las naciones que lo aplican será
una resultante marginal de su aplicación. Más bien la
apertura y desprotección económica, financiera y comercial
que se auto imponen o le imponen los organismos internacionales a las
naciones sirve en lo fundamental para nutrir de recursos naturales,
económicos, humanos y financieros a los sistemas mundiales y
a las naciones abanderadas de esos sistemas.
Las necesidades básicas de desarrollo endógeno, de política
social, de política redistributiva de la riqueza, de planeación
estratégica no tienen lugar en esta lógica del neoliberalismo
global.
La irrupción de modelos económicos adversos a nuestros
objetivos estratégicos como región sólo puede ser
fruto de la conveniencia política, el mimetismo ideológico
-cultural y la indolencia y ausencia de compromiso de los economistas
teóricos que aceptan estos engendros foráneos acríticamente
y no diseñan alternativas en el plano científico al dominio
de la ciencia económica burguesa convencional.
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