"SER POBRE TAMBIÉN ES UN PROBLEMA DE DERECHOS CIVILES", AFIRMA MINISTRO DE DESARROLLO SOCIAL DE URUGUAY
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POR MARIO TOER Y FEDERICO MONTERO Miembro del Partido Socialista que integra el Frente Amplio, ex preso político, economista y militante social, Daniel Olesker es uno de los principales cuadros del gobierno de José Mujica. Aquí explica la política social de su gobierno, los cambios que introdujo en la sociedad uruguaya y las discusiones en el FA sobre cómo profundizar el modelo productivo. - ¿Cómo caracterizaría la etapa que está viviendo Uruguay en el marco del proceso que se inició con el primer gobierno del Frente Amplio? - A fines de los '60, en Uruguay empieza a delinearse un modelo de acumulación que tiene su fuerte en los años '90, que hemos caracterizado como Liberal Aperturista Concentrador y Excluyente (modelo LACE). El programa de gobierno del Frente Amplio tiende a ser una alternativa a ese modelo. Los dos primeros años del primer gobierno del FA, entre 2005 y 2007, fueron de reconstrucción: reconstrucción en lo social con el Panes (Plan Nacional de Emergencia Social), reconstrucción laboral con la convocatoria a negociación colectiva y recuperación del crecimiento económico, que ya en el 2003-2004 había comenzado, pero de 2005 en adelante se consolida con fuerza. En 2007 se da un punto de inflexión, con el cierre del Plan Nacional de Emergencia Social y la definición de un conjunto de reformas estructurales en la matriz social y alguna de la matriz productiva. Se lleva adelante la reforma tributaria, la reforma de salud, la reforma laboral, la reforma de la seguridad social, la ley de educación, entre otros avances. Esa segunda mitad del primer gobierno ya podría entenderse como un avance en la conformación de una especie de Estado de Bienestar moderno. El segundo gobierno, a partir de 2009, lo ubicamos como un modelo de crecimiento con distribución e integración social, a partir de cuatro grandes cambios. El primer gran cambio tiene que ver con el reparto de la productividad. El primer gobierno había recuperado la negociación colectiva en materia laboral y permitió mejorar los niveles salariales, aunque no modificó el reparto entre ganancia y salario, más allá de la mejora del salario real. El segundo gobierno incorpora una lógica de reparto de la productividad en los convenios colectivos y en los salarios en el sector público. El segundo gran cambio fue la extensión de la lógica de la reforma de salud a toda la reforma social, lógica que está fundamentalmente basada en la distinción entre la capacidad contributiva de las personas para financiarlo y el acceso al servicio según sus necesidades. Es decir que las personas contribuyen al financiamiento según su ingreso (por impuestos como en la educación o por la seguridad social como la salud) y luego reciben el beneficio según sus necesidades asociadas a su edad, su sexo, su localización en el territorio, con independencia de lo que aportaron. Se resume en "de cada quien según su ingreso, a cada quien según su necesidad". A la reforma social la hemos llamado protosocialista, ya que va generando formas de organización social con dicha impronta y va abriendo el camino de una transición. Por ello "de cada quien...", por ello su carácter universal, por ello cuenta con mucha participación social en el diseño y en la implementación, es decir va construyendo poder popular. La tercera es la política internacional. Claramente el segundo gobierno destierra totalmente incertidumbres respecto del TLC con Estados Unidos y concentra su esfuerzo en la integración regional y Sur-Sur. Y en cuarto lugar, se empieza a modificar la matriz productiva (hacia finales del primer gobierno, con el cambio en el Ministerio de Industria, se delinearon las bases) básicamente con tres componentes: un componente de fomento de la economía social, otro de fomento del valor agregado nacional a través de la modificación productiva y finalmente un proceso de cambio en la matriz energética potenciando la interconexión regional y la soberanía nacional. En esta dirección se aprobó en este período el
Fondes (Fondo Nacional de Desarrollo), el que, con utilidades de la
banca pública, financiará proyectos de autogestión
de los trabajadores. Asimismo, la propia reinserción internacional
va en ese sentido, ya que un modelo centro-periferia no aumenta valor
agregado, mientras que un modelo Sur-Sur recupera la capacidad de agregar
valor y de proyectos de complementación productiva. A todo esto
hay que agregar que la reforma tributaria, iniciada en 2007, se profundiza
modificando en el caso del creado Impuesto a la renta de las personas
físicas (porque hasta la llegada del Frente Amplio al gobierno
sólo trabajadores y jubilados pagaban impuesto por sus ingresos)
que se propone subir las tasas marginales superiores, aumentar el mínimo
no imponible y al mismo tiempo se crea un impuesto para las grandes
extensiones de tierra y se devolverá el IVA para todas las transferencias
sociales del gobierno. En síntesis, yo creo que este segundo
gobierno está encaminado a superar el modelo Estado de Bienestar
y va a un modelo de crecimiento con distribución e inclusión.
De ahí que la tarea política del Congreso del Frente Amplio
que defina las metas para el tercer gobierno tiene que ser claramente
de profundización socialista, sobre la base de este modelo que
estamos construyendo. Esto, obviamente, con las contradicciones dialécticas
que tiene este proceso, que implica que algunas de las medidas que se
están tomando en el terreno del crecimiento no contribuyen en
este sentido, pues no siempre siguen las reglas de juego distributivo,
pero son parte necesaria del proceso de mejora de la calidad de vida
y del empleo. - Estos ajustes en la complementariedad de las políticas suponen un grado de coordinación interministerial en el diseño de las políticas. ¿Cómo se realiza esa coordinación en Uruguay? -Aquí funcionamos con tres gabinetes sectoriales: social, productivo y de seguridad, y funcionan muy bien. El Mides (Ministerio de Desarrollo Social) tiene la función de ser el coordinador del gabinete social, a su vez tiene un Consejo Asesor de Políticas Sociales y además en cada departamento del país tiene una mesa de políticas sociales con todos los organismos ministeriales y servicios públicos que ejecutan políticas sociales más los gobiernos departamentales y municipales. Dos ejemplos del gabinete social. Primero, para el plan de políticas 2012, el gabinete social se reunió los tres meses finales de 2011 y elaboró una propuesta conjunta con seis proyectos que serán prioridad en 2012 con eje en primera infancia y adolescencia y juventud, y ejecutados de manera colectiva. Segundo ejemplo es que ahora vamos a poner cuatro oficinas más del Mides en lugares donde el Ministerio de Educación y Cultura y otros organismos públicos tienen oficinas y serán oficinas de ventanilla colectiva de la política social. En este sentido, en el gobierno de Mujica se trabaja mucho en equipo con una visión integradora de las políticas públicas. - ¿Qué nos puede decir respecto de las políticas vinculadas con derechos no económicos, como los derechos civiles? -Nuestra visión de la vulnerabilidad no es sólo económica o de ingreso. Ser pobre o haber desigualdad también es un problema derechos civiles y de reconocimiento por la sociedad. Hay que destacar que tanto en el primer gobierno del Frente como en éste, se ha avanzado en acciones afirmativas sobre derechos vulnerados no económicos. Básicamente en materia de políticas de género se ha mejorado mucho, hay una ley de igualdad de oportunidades, el Instituto Nacional de la Mujer, que es parte del Mides desarrolla acciones de equidad en el empleo, regula y articula acciones en defensa de las mujeres. Igual en el caso de los afrodescendientes, en que hay por primera vez políticas afirmativas, generales y particulares de empleo. Otros ejemplos tienen que ver con las prestaciones mismas. Por ejemplo el INJU (Instituto Nacional de la Juventud), instituto que integra el Mides, tiene un programa de pasantías para jóvenes que prevé una política de cupos para los negros y los trans. También en la Ley de Empleo Juvenil que estamos por enviar al Parlamento hacemos algo parecido: proponemos un subsidio para empleo a los jóvenes, que es mayor si es joven mujer y aún mayor si es joven, mujer y proviene de hogares de bajos ingresos. Y hay cupos para afrodescendientes y trans. - Algunos sectores del Frente Amplio, sobre todo el ala izquierda del Frente, se preguntan si el proceso está entrando en una especie de stand-by en relación con algunas definiciones más estratégicas, y señalan algunas discusiones que ha habido en relación con, por ejemplo, el impuesto a la tierra, el tema de la ley de caducidad. ¿Qué consideración política le merece? - Yo no veo estancamiento. Hay sectores que identifican un mayor giro a la izquierda con mayor estatismo. Yo no comparto esa visión. Creo que los ejes de la transformación tienen que ver con la redistribución de la riqueza, las reformas protosocialistas, la economía social, la participación social que genera poder popular, no con mayor estatización exclusivamente. Y es en ese camino que se transitó hasta ahora y es en ese camino que este segundo gobierno está profundizando las medidas y es en ese camino que el tercero deberá hacerlo. El tema de la Ley de Caducidad lo plantearía aparte, estuvo muy mal tratado, no se hicieron los acuerdos previos para llegar a algo mejor. Pero si se mira la política económica, medidas tales como las políticas industriales, el Fondes, los vínculos con Argentina y Brasil, la política exterior, la reforma social, yo no veo estancamiento. Lo que sí me parece es que a medida que se van dando pasos en materia de profundización, las discusiones son más fuertes. También hay que saber hasta dónde te acompaña la gente, cuántos pasos das y cuántos te acompaña la gente, cuánta conciencia de apoyo al cambio existe y cuánta se genera; eso es la base un análisis objetivo de situación. Y por otra parte, algunas de las trabas para profundizar están en una estructura del Estado que no es apta para ese proceso y que modificarla encuentra resistencias de la burocracia misma. - El Frente Amplio es una construcción única en América latina, que ha logrado convocar a distintas tradiciones de la izquierda en una estrategia que intenta articular la vocación transformadora de la sociedad con un ideario democrático que está presente en toda la historia uruguaya, en sus versiones más liberal-democrática, republicana, pero también socialista. Y en ese sentido, la experiencia del Frente Amplio da cuenta de la capacidad para expresar esta estrategia en la disputa política, primero como alternativa frente al neoliberalismo, pero luego también como programa de gobierno. Y eso en un contexto regional, donde una serie de experiencias dentro del ideario nacional popular y de izquierda democrática también han pasado de la resistencia a la construcción de alternativas. Han podido gestionar después de la crisis y hacerlo bien. Sobre esta base, ¿qué reflexión te merece la crisis de la socialdemocracia en Europa? - Las condiciones en las que gestionó y gobernó la socialdemocracia en Europa tuvieron su límite fundamentalmente en las transformaciones de la base productiva, que no se realizaron a tiempo. Una vez que se agotaron los recursos económicos disponibles, la socialdemocracia se enfrentó a la incapacidad de mantener ese sistema. Yo no creo que en Uruguay se esté cerca del agotamiento de un modelo de crecimiento con distribución sin alterar sustantivamente la base productiva. Pero hay que ir previendo esa situación. Así como cuando todavía no se había agotado la emergencia social, empezaron las reformas estructurales protosocialistas, antes de que se agote la capacidad del desarrollo económico con distribución, sin alterar las bases de la propiedad, hay que ir empezando a ganar espacios para la propiedad social de los medios de producción. Y me parece que eso no se puede hacer si no es con una visión regional. Por eso creo que el Frente tiene que ponerse a discutir partiendo de esa capacidad del Frente para aglutinar sectores muy variados en su visión ideológica, en su visión programática, a partir objetivos que son comunes a todos. Hasta ahora hemos podido avanzar en ese objetivo en un camino distributivo con políticas sociales y laborales y hay que profundizar el debate del modelo productivo. - ¿Y cuál es el estado de esa discusión estratégica dentro del Frente Amplio, cuáles son las fuerzas que pueden impulsarlo? -Es algo que está comenzando a incorporarse en los congresos del Frente Amplio. En el congreso que llevó al primer gobierno del Frente eran otras las urgencias. En el congreso pasado, previo al segundo gobierno, ya empezaron a discutirse los límites de la profundización. Yo creo que en el próximo congreso, después de diez años de crecimiento económico y mejora social indiscutida, pero limitada en términos de su impacto sobre algunos sectores que siguen rezagados, creo que la discusión debe empezar a darse y va a darse. Y mi opinión es que un espacio privilegiado para desarrollar este debate y liderarlo es el Partido Socialista. No sólo porque tiene la visión socialista de la sociedad y la economía, sino porque ha elaborado fuertemente al respecto y tiene esa capacidad de poner esa visión. De hecho, el Congreso del PS aprobó una propuesta en la que participé, que plantea que el programa del tercer gobierno debe discutir los caminos al socialismo. También dentro del Partido Socialista, Manuel Laguarda y Roberto Conde han desarrollado esa visión, desde una perspectiva teórica muy fuerte. En ese sentido, creo que un aporte a esa discusión estratégica es empezar a escribir sobre lo transitado hasta aquí, cosa que he venido haciendo sobre todo en lo referente a la reforma social. Las tesis del Partido Socialista están muy buenas en ese sentido, son un aporte, pero nos debemos una discusión de conjunto sobre la visión estratégica y tengamos claro que en toda la estructura del frente (grupos organizados e independientes) existen sectores con un gran potencial para impulsar este debate y esta práctica transformadora. De la integración y convergencia de esas visiones saldrá el mejor contenido de la transformación. Página/12, Buenos Aires, marzo 26 de 2012. |