POR RAÚL ZIBECHI
La "guerra contra el terror"
inaugurada por George W Bush tras los atentados del 11S, está
siendo desplazada por la "contención" de China, la
nueva estrategia delineada por el Pentágono para cercar y, eventualmente,
ahogar a la potencia asiática, con el objetivo de mantener la
supremacía global. El último viraje del imperio involucra
de lleno a Sudamérica.
Noviembre fue el mes en que se plasmó el cambio de rumbo. "En
nuestros planes y presupuestos para el futuro, vamos a asignar los recursos
para mantener nuestra fuerte presencia militar en esta región",
dijo Barack Obama el 17 de noviembre ante el parlamento australiano.
En la edición de noviembre de Foreign Policy, la secretaria de
Estado Hillary Clinton hizo algunas precisiones. "Durante los últimos
diez años hemos dado ingentes cantidades de recursos a Irak y
Afganistán. En los próximos diez años, debemos
ser inteligentes acerca de dónde invertimos nuestro tiempo y
energía, de forma que logremos la mejor posición posible
para mantener nuestro liderazgo".
En la próxima década, según Clinton, Estados Unidos
realizará la mayor inversión "diplomática,
económica, estratégica y demás, en la región
Asia-Pacífico". Como en toda estrategia estadounidense,
lo militar y lo económico forman una sola política. En
lo inmediato, se adelanta el despliegue de 250 infantes de marina en
Darwin (norte de Australia), hasta alcanzar los 2.500 militares. Hasta
ahora el Pentágono cuenta con bases en Japón, Corea del
Sur, Taiwán y Guam, pero al establecerse en Australia forma una
tenaza sobre la salida de China al océano Pacífico. Esta
política forma parte del objetivo no declarado de formar una
"OTAN del Pacífico" para presionar y cercar a China.
El segundo paso no es militar sino económico. Consiste en un
ambicioso acuerdo de libre comercio entre varios países del Pacífico
denominado Acuerdo de Asociación Trans-pacífico, TPP (1).
Hasta ahora se trata de nueve países: Australia, Brunei, Chile,
Estados Unidos, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
China es dejada fuera y se consigue romper la ASEAN, la Asociación
de Naciones del Sureste Asiático, donde ese país tiene
un papel hegemónico.
Según Michael T. Klare, el nuevo centro de gravedad de la política
estadounidense supone el abandono de Oriente Medio, que durante medio
siglo fue su prioridad, para focalizarse en la que considera su principal
adversaria. La lectura del Pentágono sostiene que el talón
de Aquiles de la economía china son las importaciones de petróleo
que llega al país necesariamente por el Mar del Sur de China,
donde Obama prevé su mayor despliegue militar (2).
La respuesta de China sigue consistiendo en apostar al diálogo,
pero fortaleciendo sus estructuras defensivas. A diferencia de las potencias
occidentales, que ascendieron a caballo de las guerras de conquista
(desde España y Portugal hasta Inglaterra y Estados Unidos),
el ascenso chino se basa en el comercio y la diplomacia. Esa diferencia
es a la vez su potencial mayor, en la medida que no es una potencia
agresiva, pero a la vez su debilidad, ya que puede ser desplazada por
la fuerza como sucedió en Libia.
DEBILIDAD ESTRUCTURAL
La crisis de los Estados Unidos es más grave que la que atraviesa
la Unión Europea. "Ahora insolvente se tornará ingobernable,
arrastrando a los estadounidenses y a quienes depende de él a
conmociones económicas, financieras y monetarias, geopolíticas
y sociales violentas y destructivas", asegura el Boletín
Europeo de Anticipación Política (Geab No. 60, 16 de diciembre).
En los próximos cuatro años el país que diseñó
el mapa global desde 1945, vivirá siempre según este pronóstico,
"parálisis institucional y la desarticulación del
bipartidismo tradicional", una espiral de recesión-depresión-inflación
y "la descomposición del tejido socio-político".
Es cierto que semejante pronóstico suena apocalíptico,
pero ¿quién hubiera pensado que la agencia S&P llegaría
a degradar la calificación del país?
A escala internacional Estados Unidos cada vez tiene menos aliados.
Immanuel Wallerstein recuerda que sólo en noviembre y la primera
mitad de diciembre la Casa Blanca "ha tenido confrontaciones con
China, Pakistán, Arabia Saudita, Israel, Alemania y América
Latina" (La Jornada, 18 de diciembre). Los fracasos se extienden:
Obama envió al secretario del tesoro, Timothy Geithner a Europa
para sugerir alternativas a la crisis y fue olímpicamente ignorado;
fue humillado por Pakistán y luego por Irán, ya que al
parecer eldrone que "aterrizó" en ese país no
sufrió un accidente sino que fue bajado por un ciberataque.
Pero la situación más grave es la interna. Un estadounidense
de cada seis recibe bonos de alimentación así como uno
de cada cuatro niños; el 57 por ciento de los niños vive
en hogares pobres; el 48,5 por ciento vive en grupos familiares asistidos
por el Estado, frente a un 30 por ciento en 1983 (The Economic Collpase,
16 de diciembre). Llama la atención el agravamiento de la situación
social en pocos años: desde 2007 el ingreso familiar cayó
un siete por ciento; en zonas de California el precio de la vivienda
cayó un 63 por ciento, el precio promedio de una casa en Detroit
es de 6.000 dólares y el 18 por ciento de las viviendas de Florida
están vacías. Un niño de cada cinco experimenta
episodios de vida en la calle.
Todos los días aparecen datos nuevos que revelan el deterioro
social y moral del país. La revista Pediatrics, de la Academia
de Pediatras, reveló que a los 23 años uno de cada tres
estadounidenses ha sido arrestado en algún momento. En 1965 sólo
lo habían sido el 22 por ciento a esa edad (USA Today, 19 de
diciembre). Según los autores del estudio, esos datos no significan
que haya una mayor criminalidad juvenil, sino que "obedece a leyes
más estrictas" ante situaciones de escándalo público
o consumo de sustancias prohibidas. Concluyen que los arrestos de jóvenes
tienen consecuencias nefastas para su desarrollo y alientan "comportamiento
violento y conductas antisociales". Si el estudio discriminara
los arrestos que sufren negros e hispanos, los resultados hubieran sido
escandalosos.
UN CERCO A LA INTEGRACIÓN
En una situación interna e internacional tan grave, el viraje
estratégico puede, como señala Klare, llevar al mundo
a una situación "extremadamente peligrosa". En su opinión,
compartida por otros analistas, estamos ingresando en una nueva guerra
fría que no excluye "el dominio y la provocación
militar" con fuerte énfasis en el control de los hidrocarburos
del planeta. Si el objetivo de Estados Unidos frente a China consiste
en "poner de rodillas a su economía, mediante el bloqueo
de sus vías de suministro de energía", esa política
-que no es nueva- es de hecho un anuncio para el resto del mundo. Recordemos
dos hechos: Sudamérica aporta el 25 por ciento del petróleo
que importa Estados Unidos y los mayores descubrimientos de crudo en
la última década están en aguas territoriales brasileñas.
Las exportaciones de Venezuela al país asiático están
en el punto de mira. Las inversiones chinas en ese país acumulan
40 mil millones de dólares desde 2007. PDVSA exporta 430 mil
barriles diarios de petróleo a China pero las estatales chinas
CNPC y Sinopec planean multiplicar por diez su bombeo de crudo en el
país hasta llegar a 1,1 millones de barriles diarios en 2014,
para lo cual han recibido cinco áreas en la Faja Petrolífera
del Orinoco, que requieren unos 20.000 millones de dólares en
inversiones cada una (Reuters, 20 de diciembre).
El viraje de Obama cuando insiste en que "Estados Unidos es un
país del Pacífico", cuando siempre había sido
un país Atlántico, no sólo implica tejer alianzas
en Asia sino también en América Latina. El TPP incluye
a Chile y Perú y espera involucrar a México. En paralelo,
el 5 de diciembre en Mérida los cuatro países de la Alianza
del Pacífico (Chile, México, Perú y Colombia) acordaron
lanzar el bloque comercial en junio de 2012, crear un mercado integrado
con sus bolsas de valores y eliminar las tarifas aduaneras luego de
2020.
Para Andrés Oppenheimer, "veremos una división de
facto de América Latina, entre un bloque del Pacífico
y un bloque del Atlántico" (La Nación, 13 de diciembre).
El análisis conservador desestima la recién estrenada
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En
efecto, el columnista de La Nación (que además escribe
en The Miami Herald y es analista político de CNN en Español)
sostiene que en la cumbre presidencial de Caracas hubo apenas "discursos
poéticos sobre la unidad regional", sin ninguna consecuencia
económica.
Una de las tendencias más importantes que se ha disparado luego
de la crisis de 2008, es hacia la conformación de bloques regionales
y comerciales, que redunda en un retorno del proteccionismo. La reciente
decisión del Mercosur de elevar el arancel externo del 14 al
35 por ciento, forma parte de esa tendencia que busca proteger a la
región ante la exportación de los países centrales
de los productos que no pueden consumir internamente.
Con la crisis se redujo la demanda de Europa y Estados Unidos, lo que
está provocando que países emergentes como China e India
acumulen stocks de mercancías que pretenden colocar a precios
muy bajos, lo que está afectando las industrias de la región,
en particular a Brasil y Argentina. Ciertamente, los países que
no tienen un importante sector industrial, como Paraguay y Uruguay,
no se benefician con ese tipo de medidas pero, sin embargo, pueden obtener
mayores cuotas de exportación hacia los grandes de la región.
BRASIL TOMA NOTA
En Brasil ha ganado espacio la convicción de que debe enfrentar
nuevas amenazas y que ellas provienen de los países centrales,
en particular de los Estados Unidos. Lo interesante es que esa convicción
atraviesa a toda la sociedad, arriba y abajo.
Cinco días después del discurso de Obama ante el parlamento
de australiano, militares brasileños filtraron a la prensa un
informe interno del Ministerio de Defensa sobre la situación
del equipamiento de las diversas armas. La prensa conservadora tituló
que buena parte del material bélico se había convertido
en "chatarra" y aseguraba que de las cien embarcaciones de
combate de la Marina apenas 53 están navegando y que sólo
dos de sus 24 aviones A-4 están operativos (O Estado de Sao Paulo,
22 de noviembre).
La difusión del "informe secreto" se produjo en un
momento en que diversos sectores, incluyendo al ministro de Defensa,
Celso Amorim, presionan para acelerar el proceso de modernización
y equipamiento de las fuerzas armadas, y muy en particular de la Marina
encargada de defender la Amazonia verde y la azul, en referencia a las
dos principales riquezas del país: biodiversidad y petróleo.
Otro de los puntos neurálgicos es la compra de 36 cazas a Francia
que lleva más de dos años paralizada. Sin embargo, la
prensa no destaca los importantes avances que se están realizando
en la fabricación de submarinos con importante transferencia
de tecnología.
El general de brigada (retirado) Luiz Eduardo Rocha Paiva, miembro del
Centro de Estudios Estratégicos del Ejército con amplia
trayectoria militar y formación estratégica, analizó
el reciente viraje estadounidense advirtiendo que la "pérdida
de espacios" de la superpotencia y sus aliados repercute directamente
sobre la región sudamericana y Brasil. Vale la pena reproducirlo
extensamente porque refleja la mirada de buena parte de los gobernantes,
militares o no, del país. "Los conflictos llegaron a nuestro
entorno. El fracaso o éxito limitado de Estados Unidos y sus
aliados en áreas distantes resultarán en presiones para
imponer condiciones que aseguren el acceso privilegiado a las riquezas
de América del Sur y del Atlántico Sur" (O Estado
de Sao Paulo, 20 de diciembre).
Rocha Paiva destaca la creciente influencia de China en la región,
la presencia de Rusia e Irán en países como Venezuela
y concluye: "Los Estados Unidos reaccionarán a la penetración
de rivales en su área de influencia y eso afectará el
liderazgo de Brasil en el proceso de integración regional y en
la defensa de su patrimonio y su soberanía". Por eso apuesta
a reforzar el poder militar defensivo ante la nueva realidad.
Tan interesante como su mirada global es la que hace de la región.
"No son los vecinos la razón para reforzar el poder militar
del país, sino su ascenso como potencia económica global,
la participación destacada en el comercio mundial y la codicia
por nuestros recursos y posición geoestratégica. Todo
eso sacó a Brasil de su posición periférica y lo
colocó en las rutas de cooperación y conflicto".
Concluye advirtiendo que a Brasil le puede suceder en el siglo XXI,
lo mismo que a China en el XIX: "Las potencias rivales se pueden
unir para presionar y amenazar al país" (3).
Esa percepción sobre las amenazas que enfrenta es compartida
por una porción mayoritaria de los brasileños. Un reciente
estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada
(IPEA por sus siglas en portugués), entre casi cuatro mil personas,
muestra que el 67 por ciento piensa que existe una amenaza militar extranjera
por los recursos naturales de la Amazonia. Un 63 por ciento cree que
los yacimientos hidrocarburíferos en el mar pueden sufrir ataques
militares externos (4).
Más interesantes aún son las respuestas cuando la pregunta
gira en torno a qué país puede constituir una amenaza
militar en los próximos veinte años para Brasil. El 37
por ciento piensa en Estados Unidos. Muy lejos, Argentina con el 15
por ciento. Debe destacarse que esa era la hipótesis de guerra
más probable desde la independencia hasta la creación
del Mercosur, incluyendo a la dictadura militar (1964-1985) cuyo despliegue
principal era en dirección sur. Esta percepción revela
que los cambios en la estrategia militar de Brasil, que se plasmaron
en la última década y sobre todo en la "Estrategia
Nacional de Defensa", publicada en 2008, cuenta con un amplio respaldo
social.
El posicionamiento estratégico de un país madura en tiempos
largos y la aplicación de la nueva estrategia se hace realidad
en décadas. El Brasil de arriba y el de abajo coinciden en que
el país es vulnerable ante probables amenazas externas. Tal vez
esa percepción haya comenzado a cambiar el 8 de diciembre, cuando
dos soldadores del equipo franco-brasileño que trabajan en los
astilleros de la DCNS (Direction des Constructions Navales) en Cherburgo,
de un total de 115 aprendices que están trabajando para transferir
tecnología, comenzaron a soldar la última unión
de las secciones del primero de los cuatro submarinos Scorpene destinados
a Brasil (DefesaNet, 8 de diciembre). En adelante, se fabricarán
en el astillero de la Marina en Rio de Janeiro.
Notas
1) El Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación
Económico fue firmado en 2005 por cuatro países: Brunei,
Chile, Nueva Zelanda y Singapur. Los demás, incluyendo Estados
Unidos, se fueron incorporando progresivamente.
2) "Jugando con fuego. Obama amenaza a China", Sin Permiso,
11 de diciembre.
3) Se refiere a las dos guerras del opio cuando Inglaterra y Francia
se unieron contra China.
4) "O sistema de indicadores de percepçao social. Defensa
Nacional", IPEA, 15 de diciembre de 2011.
ALAI, enero de 2012.
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