ELECCIÓN DE CORREA: DURO GOLPE PARA LA DERECHA ECUATORIANA Y EL NEOLIBERALISMO

El contundente triunfo del candidato de izquierda ecuatoriano Rafael Correa sobre el multimillonario Álvaro Noboa innegablemente es otro ejemplo de que los más de 20 años de políticas neoliberales, libre comercio y privatizaciones que ha vivido América Latina afectaron a la mayoría de los habitantes de la región.

En las elecciones presidenciales efectuadas el pasado domingo 26 de noviembre, los ecuatorianos se revelaron contra ese modo de sistema capitalista impuesto con la anuencia de Estados Unidos y los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Pese al gran ofensiva mediática de los medios de comunicación en Ecuador que hasta casi el último momento insistían en la victoria de Noboa, al final su oponente de Alianza País, Rafael Correa se alzó con una abrumadora victoria al casi doblarlo en votación.


Rafael Correa


Noboa, el hombre más rico del Ecuador, con una fortuna que sobrepasa los 1.200 millones de dólares, poseedor de 120 empresas en las que según denuncias paga miserables sueldos a sus trabajadores, no pudo engañar nuevamente al electorado (como lo hicieron tres anteriores presidentes) con sus promesas de construir 300 000 viviendas por año y hacer que todos los ecuatorianos alcanzaran la clase media económica. Igualmente, apostaba por mayores privatizaciones en todos los sectores y en especial en la exploración, explotación y refinación del petróleo, lo cual implicaría que los recursos provenientes del oro negro continúen en manos de las transnacionales.

Pero la derrota no solo ha sido para Noboa, sino también para el máximo líder del ultraderechista Partido Social Cristiano, el ex presidente León Febres Cordero, cuyo discurso incendiario y grosero también fue rechazado por el voto de las mayoría de ecuatorianos, dado que su colectividad quedó reducida a la mínima expresión electoral.

Las posturas neoliberales y recalcitrantes de Noboa, autoproclamado "el enviado de Dios" y de Febres Cordero, fueron contrastadas por el hoy presidente electo Rafael Correa, quien sustentó un programa coherente en contra de los programas liberales y de apoyo a las demandas de un pueblo que cuenta con uno de los índices de pobreza más elevados del continente (70%). Tras su triunfo en las urnas, volvió a reiterar que no suscribirá el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, no involucrará a su país en el Plan Colombia (diseñado y financiado por Washington contra el narcotráfico y la guerrilla), y que renegociará la deuda exterior de Ecuador, aunque mantendrá por el momento la dolarización del país acordada hace seis años.

El país andino tiene una de las deudas más caras de la región pues gran parte del débito externo tiene tasas de interés de 12 % (bonos globales 2012 que reemplazaron a los bonos Brady) por lo que su servicio o pago es oneroso al restarle recursos para los sectores sociales.
Para cancelar su abultada deuda externa que se ubica en cerca de 15 500 millones de dólares, y poder adquirir nuevos fondos financieros, el anterior gobierno de Lucio Gutiérrez decidió, bajo presión del FMI, dedicar más de la mitad de sus ingresos al pago de ese compromiso mientras se dirige a la salud y la educación apenas el 10 %.

Asimismo, la mayoría de los ingresos del petróleo son absorbidos por las transnacionales que reciben beneficios de hasta un 80 %, con excepción de la compañía norteamericana Occidental (Oxy), recientemente nacionalizada por el gobierno de Alfredo Palacio. Además, las compañías son exoneradas del pago del impuesto a la renta y por tanto, realizan un saqueo indiscriminado de las riquezas del país.
Como la primera reacción consecuente con su programa de gobierno, Correa inmediatamente después de conocer su victoria, adelantó que parte de su futuro gabinete estará conformado por Gustavo Larrea en el Ministerio de Gobernación quien es experto en derechos humanos y fue su jefe de campaña.

Alberto Acosta, un duro crítico de la dolarización y del TLC, se encargará del Ministerio de Energía, mientras que Ricardo Patiño, ex subsecretario de Economía y partidario de no pagar la deuda externa, será el titular de la cartera de Economía. Además informó que la presidencia de la petrolera estatal Petroecuador será ocupada por Carlos Pareja Yanuzzelli, quien inició el proceso contra la empresa Oxy y la expropiación de todos sus bienes.
PERFIL

Rafael Correa, de 43 años, es de origen modesto: nació en una familia guayaquileña de clase media baja, se educó en colegios católicos y pasó un año en una comunidad indigena de la provincia de Cotopaxi. Graduado de economista en la Universidad Católica de Guayaquil, realizó estudios superiores en las universidades de Lovaina (Bélgica) y en la de Illinois (Estados Unidos). Fue decano de la Facultad de Economía de la Universidad privada San Francisco de Quito y analista económico destacado por sus posturas anti-neoliberales y nacionalistas. Luego de la revuelta ciudadana de abril del 2005, que dio al traste con el gobierno de Lucio Gutiérrez, fue designado por el presidente Alfredo Palacio como Ministro de Finanzas, cargo en el que duró apenas tres meses pero en el que mantuvo una política de cuestionamiento al Banco Mundial y al FMI y de priorización del gasto social.