JAIME DAMERVAL PLANTEA SISTEMA PARLAMENTARIO PARA LOGRAR INSTITUCIONALIDAD EN ECUADOR |
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Una reforma de hondo
calado político sustenta su propuesta para alcanzar la Presidencia
de la República del Ecuador en los comicios de octubre de este
año: la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente con
el propósito de despolitizar el poder judicial, reformar el régimen
de partidos e institucionalizar el sistema parlamentario para contrarrestar
la debilidad del poder ejecutivo. De esta manera, Jaime Damerval Martínez,
quien ha presentado su nombre a consideración del electorado ecuatoriano,
considera que se puede posibilitar a su país un clima de gobernabilidad
que, prácticamente, nunca ha tenido desde que retornó a
la democracia en 1979.
En 26 años de democracia el común denominador en Ecuador ha sido el constante enfrentamiento entre el ejecutivo y el legislativo, así como la politización de la rama judicial.. |
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La ingobernabilidad en el Ecuador, salpicada en buena medida por casos
de corrupción, no ha dejado terminar sus periodos constitucionales
a los mandatarios Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez,
generando un clima de permanente inestabilidad institucional.
¿Cuál es la alternativa que propone a sus conciudadanos para lograr la gobernabilidad que se ha perdido en su país, prácticamente desde la administración de Sixto Durán-Ballén (1992-96)? Una vez instalada la Asamblea Constituyente plantearé una reforma
según la cual la Función Ejecutiva estará distribuida
entre dos personajes: uno, el Jefe del Estado, y otro el Jefe de Gobierno.
El Jefe de Estado tendrá como función simplemente representar
legalmente al Estado; no gobernará y por consiguiente nadie querrá
derrocarlo, constituyéndose en una garantía del régimen
democrático y de la estabalidad. El otro, el Jefe de Gobierno,
que dejará de serlo, sin escándalo y sin que se cometa
delito, cuando pierda la mayoría en el Congreso Nacional. La
inestabilidad actual del gobierno resulta de que nuestra Constitución
Política deposita en un solo hombre, el Presidente de la República,
las dos funciones: la de Jefe de Estado y la Jefe de Gobierno, personaje
que no puede ser sustituido sino por causas dolosas, excepcionales y
virtualmente imposibles de probar, como la traición a la Patria
. El Presidente no puede ser destituido por actos culposos: negligencia,
impericia o imprudencia, que pueden causar mayor daño al cuerpo
social que un acto doloso. El régimen presidencial ha atornillado
al Presidente de la República y en realidad no puede ser removido
en un plazo de varios años, durante el cual la nación
tiene que soportarlo pese al deterioro del estado de cosas. Esto es
lo que determina el golpe de estado, a separarlo por la fuerza ya que
la ley no admite una fórmula expedita. Otra solución será
necesariamente reformar la ley de partidos políticos, que son
actualmente señoríos feudales, imponiéndoles la
necesidad de celebrar asambleas generales periódicas, y las elecciones
de sus candidatos, que hoy resultan de la exclusiva voluntad de los
dueños de los partidos. En parte, la inestabilidad del país
resulta de que es manipulado y puede ser desestabilizado por apenas
dos o tres manos. El Congreso Nacional es gobernado por teléfono.
Los diputados son muñecos, cada uno con su ventrílocuo. Gran parte del problema está en su Constitución. Una ley no es un libro inerte en el estante. Una ley errónea puede ser más peligrosa que un delincuente. En parte el problema es de cultura política, que le falta no al pueblo sino a los caudillos. ¿Si bien usted tiene una intachable hoja de vida y una amplia experiencia tanto en el sector público como privado, su paso como ministro de Gobierno en la cuestionada administración de Lucio Gutiérrez no le quita puntos de favorabilidad frente al electorado ecuatoriano? Durante 3 meses y 20 días como Ministro impedí la ruptura del orden constitucional; sometí a los detentadores del monopolio político que fueron afrontados por primera vez en décadas; frustré el intento del Congreso Nacional de que el Ministerio Fiscal promoviera juicio penal contra mi por supuesto intento de disolverlo; estudié la instalación de una Asamblea Constituyente; la oposición realizó dos grandes manifestaciones sin derramar una gota de sangre ni una lágrima; sin apresar a nadie. Siendo que el Congreso es despreciado por el pueblo, que la Asamblea Constituyente es un reclamo mayoritario, que la gente rechaza a los dueños de los partidos hegemónicos, que renuncié al Ministerio por la contradicción del Presidente, y que éste fue derrocado dos meses después, estimo que he coincidido con la mayoría de la gente y que he ganado muchos puntos en el electorado. ¿Por qué escogió un partido de claro tinte populista como Concentración de Fuerzas Populares (CFP) para lanzar su candidatura? ¿Acaso no es un lastre político ser el portaestandarte de un partido fundado por un velasquista como Carlos Guevara Moreno y comandado durante buena parte del siglo XX por el tristemente célebre Asaad Bucaram, cuya herencia política aún los ecuatorianos siguen soportando? En Ecuador, en general, todos los partidos son populistas y los principales líderes fueron velasquistas, por ejemplo, Carlos Julio Arosemena Monroy y Camilo Ponce Henríquez. Usted yerra al confundir a Assad Bucaram, el líder de CFP , hombre honrado de buena memoria, con Abdalá Bucaram, que no es de CFP sino de un partido distinto. Assad Bucaram, siendo dueño de la voluntad popular entre l972 y l980, no pudo ser Presidente. Acepté la propuesta de CFP, porque, en contraste con otros partidos, cuando manejó la hacienda pública no fue cuestionado; porque es probablemente el partido más antiguo; porque está identificado con el pueblo de la costa y porque produjo dos grandes figuras, que son Carlos Guevara Moreno y Assad Bucaram Elmalín. ¿Cuál es su balance de los nueve meses del gobierno de Alfredo Palacio? ¿A qué atribuye la inestabilidad de su gobierno que se traduce en el continuo cambio de ministros? -Negativo. El Presidente disfruta del secuestro político de
que es víctima. Su gobierno es frágil porque resulta de
un golpe de estado, porque además no cuenta con ningún
diputado en el Congreso. El continuo cambio de ministros resulta de
que nombra un ministro para cada circunstancia. Esto, que es una muestra
de inestabilidad, es lo que le permite estar paradójicamente
estable, como un acróbata tambaleándose en la cuerda.
Usted que estuvo tan cerca de las entretelas del poder durante los últimos meses del gobierno de Lucio Gutiérrez, ¿a qué atribuye su fracaso? Yo estuve precisamente ausente en los dos últimos meses del
gobierno de Gutiérrez y como Ministro me mantuve distante del
Presidente, concentrado en mi extenso latifundio jurídico del
Ministerio de Gobierno perfectamente delimitado. Renuncié porque
no oía consejos, y él se cayó dos meses después.
Le advertí que debía reorganizar su gabinete ministerial,
renegociar la deuda externa , convocar a una Asamblea Constituyente.
Él no hizo caso. |