JAIME DAMERVAL PLANTEA SISTEMA PARLAMENTARIO PARA LOGRAR INSTITUCIONALIDAD EN ECUADOR

Una reforma de hondo calado político sustenta su propuesta para alcanzar la Presidencia de la República del Ecuador en los comicios de octubre de este año: la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de despolitizar el poder judicial, reformar el régimen de partidos e institucionalizar el sistema parlamentario para contrarrestar la debilidad del poder ejecutivo. De esta manera, Jaime Damerval Martínez, quien ha presentado su nombre a consideración del electorado ecuatoriano, considera que se puede posibilitar a su país un clima de gobernabilidad que, prácticamente, nunca ha tenido desde que retornó a la democracia en 1979.

En 26 años de democracia el común denominador en Ecuador ha sido el constante enfrentamiento entre el ejecutivo y el legislativo, así como la politización de la rama judicial..


Jaime Damerval Martínez

La ingobernabilidad en el Ecuador, salpicada en buena medida por casos de corrupción, no ha dejado terminar sus periodos constitucionales a los mandatarios Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez, generando un clima de permanente inestabilidad institucional.
Para enfrentar el "intolerable estado de cosas" en que se consume esta pequeña nación andina de 12 millones de habitantes, este abogado guayaquileño ha comenzado su campaña presidencial en representación del partido Concentración de Fuerzas Populares (CFP). Cuenta con una amplia experiencia tanto en el sector público como privado: catedrático universitario, escritor de temas políticos, jurídicos y literarios, ex congresista, editorialista del diario El Universo de Guayaquil, ministro de Gobierno durante el último tramo de gobierno de Lucio Gutiérrez. Como jurista ha intervenido con éxito en algunos de los más complejos litigios suscitados en Ecuador.
Con el propósito de conocer su propuesta política y la motivación que lo llevó a postularse como aspirante a ocupar el Palacio de Carondelet a partir de 2007, www.cronicon.net, dialogó con Damerval Martínez.


EN ECUADOR, EL CONGRESO ES GOBERNADO POR TELÉFONO

¿Qué garantiza que una opción presidencial como la que usted representa pueda devolverle la estabilidad política al Ecuador?
Lo garantizan los hechos consumados: asumí el Ministerio de Gobierno y desalenté el juicio mediante el cual el Presidente Gutiérrez sería destituido al día siguiente; y desplacé, por primera vez en décadas, al monopolio político que planteó la destitución. En estos términos, ya devolví en un momento la estabilidad política al país. Luego, mi gestión se contrajo a instalar una Asamblea Constituyente mediante una consulta popular, Asamblea que mediante indispensables reformas, como la despolitización de los tribunales, contribuirá a afianzar esa estabilidad.

¿Cuál es la alternativa que propone a sus conciudadanos para lograr la gobernabilidad que se ha perdido en su país, prácticamente desde la administración de Sixto Durán-Ballén (1992-96)?

Una vez instalada la Asamblea Constituyente plantearé una reforma según la cual la Función Ejecutiva estará distribuida entre dos personajes: uno, el Jefe del Estado, y otro el Jefe de Gobierno. El Jefe de Estado tendrá como función simplemente representar legalmente al Estado; no gobernará y por consiguiente nadie querrá derrocarlo, constituyéndose en una garantía del régimen democrático y de la estabalidad. El otro, el Jefe de Gobierno, que dejará de serlo, sin escándalo y sin que se cometa delito, cuando pierda la mayoría en el Congreso Nacional. La inestabilidad actual del gobierno resulta de que nuestra Constitución Política deposita en un solo hombre, el Presidente de la República, las dos funciones: la de Jefe de Estado y la Jefe de Gobierno, personaje que no puede ser sustituido sino por causas dolosas, excepcionales y virtualmente imposibles de probar, como la traición a la Patria . El Presidente no puede ser destituido por actos culposos: negligencia, impericia o imprudencia, que pueden causar mayor daño al cuerpo social que un acto doloso. El régimen presidencial ha atornillado al Presidente de la República y en realidad no puede ser removido en un plazo de varios años, durante el cual la nación tiene que soportarlo pese al deterioro del estado de cosas. Esto es lo que determina el golpe de estado, a separarlo por la fuerza ya que la ley no admite una fórmula expedita. Otra solución será necesariamente reformar la ley de partidos políticos, que son actualmente señoríos feudales, imponiéndoles la necesidad de celebrar asambleas generales periódicas, y las elecciones de sus candidatos, que hoy resultan de la exclusiva voluntad de los dueños de los partidos. En parte, la inestabilidad del país resulta de que es manipulado y puede ser desestabilizado por apenas dos o tres manos. El Congreso Nacional es gobernado por teléfono. Los diputados son muñecos, cada uno con su ventrílocuo.

-¿La consulta popular que viene proponiendo el presidente Alfredo Palacio con miras a la convocatoria de una Asamblea Constituyente, sí es la fórmula, en su concepto, para posibilitar una mejor institucionalidad en Ecuador?

-El presidente Palacio está desacreditando el ideal de la Asamblea Constituyente, con su zigzag inaudito, resultante en parte de la confrontación de sus asesores que disputan y se contradicen, y que ofrecen reflexiones a los adversarios de la Asamblea Constituyente. Es necesario ir a una consulta popular para instalar una Asamblea Constituyente, porque el Congreso Nacional, dominado por el monopolio político, no quiere ninguna reforma, porque no le conviene. Un ejemplo: todos conformes en que es indispensable despolitizar al Tribunal Supremo Electoral imponiendo una distinta conformación (actualmente está integrado por los delegados de los partidos políticos triunfantes). Esto solo puede hacerse mediante una reforma de la Constitución y el Congreso Nacional puede hacerla, pero los partidos dominantes en el Congreso no quieren hacerla. Esta es la razón por la cual es indispensable instalar un organismo distinto: la Asamblea Constituyente, para que haga la indispensable reforma que el Congreso, pudiendo hacer no quiere. En l997 el ex presidente Alarcón realizó una consulta popular sin que el Congreso Nacional autorizara el texto, y se instaló una Asamblea Constituyente . Hoy el Congreso Nacional, integrado por las mismas fuerzas políticas de entonces, considera que el Presidente Palacio no puede hacer lo mismo. Ecuador es prisionero, el Alma Nacional ha sido secuestrada por tres matones políticos. En resumen, solo una Asamblea Constituyente salva al Ecuador. Pero es probable que el actual Presidente no puede instalarla.

¿El problema ecuatoriano está en su Constitución y en sus leyes, y por eso se busca convocar una Constituyente, o por el contrario, es de cultura política?

Gran parte del problema está en su Constitución. Una ley no es un libro inerte en el estante. Una ley errónea puede ser más peligrosa que un delincuente. En parte el problema es de cultura política, que le falta no al pueblo sino a los caudillos.

¿Si bien usted tiene una intachable hoja de vida y una amplia experiencia tanto en el sector público como privado, su paso como ministro de Gobierno en la cuestionada administración de Lucio Gutiérrez no le quita puntos de favorabilidad frente al electorado ecuatoriano?

Durante 3 meses y 20 días como Ministro impedí la ruptura del orden constitucional; sometí a los detentadores del monopolio político que fueron afrontados por primera vez en décadas; frustré el intento del Congreso Nacional de que el Ministerio Fiscal promoviera juicio penal contra mi por supuesto intento de disolverlo; estudié la instalación de una Asamblea Constituyente; la oposición realizó dos grandes manifestaciones sin derramar una gota de sangre ni una lágrima; sin apresar a nadie. Siendo que el Congreso es despreciado por el pueblo, que la Asamblea Constituyente es un reclamo mayoritario, que la gente rechaza a los dueños de los partidos hegemónicos, que renuncié al Ministerio por la contradicción del Presidente, y que éste fue derrocado dos meses después, estimo que he coincidido con la mayoría de la gente y que he ganado muchos puntos en el electorado.

¿Por qué escogió un partido de claro tinte populista como Concentración de Fuerzas Populares (CFP) para lanzar su candidatura? ¿Acaso no es un lastre político ser el portaestandarte de un partido fundado por un velasquista como Carlos Guevara Moreno y comandado durante buena parte del siglo XX por el tristemente célebre Asaad Bucaram, cuya herencia política aún los ecuatorianos siguen soportando?

En Ecuador, en general, todos los partidos son populistas y los principales líderes fueron velasquistas, por ejemplo, Carlos Julio Arosemena Monroy y Camilo Ponce Henríquez. Usted yerra al confundir a Assad Bucaram, el líder de CFP , hombre honrado de buena memoria, con Abdalá Bucaram, que no es de CFP sino de un partido distinto. Assad Bucaram, siendo dueño de la voluntad popular entre l972 y l980, no pudo ser Presidente. Acepté la propuesta de CFP, porque, en contraste con otros partidos, cuando manejó la hacienda pública no fue cuestionado; porque es probablemente el partido más antiguo; porque está identificado con el pueblo de la costa y porque produjo dos grandes figuras, que son Carlos Guevara Moreno y Assad Bucaram Elmalín.

¿Cuál es su balance de los nueve meses del gobierno de Alfredo Palacio? ¿A qué atribuye la inestabilidad de su gobierno que se traduce en el continuo cambio de ministros?

-Negativo. El Presidente disfruta del secuestro político de que es víctima. Su gobierno es frágil porque resulta de un golpe de estado, porque además no cuenta con ningún diputado en el Congreso. El continuo cambio de ministros resulta de que nombra un ministro para cada circunstancia. Esto, que es una muestra de inestabilidad, es lo que le permite estar paradójicamente estable, como un acróbata tambaleándose en la cuerda.

-¿Por qué un supuesto gobierno suyo si puede culminar el periodo constitucional de cuatro años para no volver a repetir la triste historia de Bucaram, Mahuad y Gutiérrez?

Nadie puede asegurarlo. Pero yo intervengo para luchar contra el actual estado de cosas, que es intolerable, en todos los órdenes. Tengamos presente que los gobernantes citados cayeron porque cada uno de ellos apolilló con esmero su propio piso. Ellos contribuyeron vehementemente a su caída.

Usted que estuvo tan cerca de las entretelas del poder durante los últimos meses del gobierno de Lucio Gutiérrez, ¿a qué atribuye su fracaso?

Yo estuve precisamente ausente en los dos últimos meses del gobierno de Gutiérrez y como Ministro me mantuve distante del Presidente, concentrado en mi extenso latifundio jurídico del Ministerio de Gobierno perfectamente delimitado. Renuncié porque no oía consejos, y él se cayó dos meses después. Le advertí que debía reorganizar su gabinete ministerial, renegociar la deuda externa , convocar a una Asamblea Constituyente. Él no hizo caso.

-¿Es Jaime Damerval garantía de estabilidad política? ¿Cómo lograr un consenso nacional para posibilitar un mínimo de gobernabilidad con las fuerzas políticas dominantes y a la vez tan disímiles de su país como el Partido Social Cristiano, la Izquierda Democrática y Pachacutik que, de antemano, se sabe que mantendrán las mayorías en el Congreso?

-Mi primer deber como Presidente será realizar un acuerdo nacional precisando diez mandamientos u objetivos políticos. Este momento no es de ideologías sino de objetivos. Los partidos Social Cristiano e Izquierda Democrática , que fueron excelentes rivales, han envejecido vergonzosamente el uno en los brazos de otro, y no hay diferencia entre ambos. Mucho depende de la entereza del Presidente de la República, y los tres presidentes derrocados no fueron ejemplo de entereza. La estabilidad y el consenso se logran menos difícilmente cuando el Presidente realiza propuestas de interés común.

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