ENTREVISTA CON EL POLITÓLOGO ARGENTINO DANTE
PALMA
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POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ La derecha en la Argentina causante de la debacle económica de comienzos de este siglo ha tenido que incorporar a su discurso principios ideológicos antineoliberales que proclama el kirchnerismo como la intervención y el rol protagónico del Estado en el manejo de los sectores estratégicos de la nación para poder competir por el relato político en la actual coyuntura electoral. Así lo analiza el politólogo y periodista Dante Palma. Obviamente lo hace por oportunismo político porque buena parte de la sociedad argentina aprueba que áreas como la petrolera o la de las pensiones sean manejadas por el Estado, luego de varios años de haber sido succionadas en beneficio de los privados. El kirchnerismo logró revertir esta situación, volviendo a nacionalizar dichos sectores. Para conocer su óptica respecto de la coyuntura política de Argentina, dialogamos con el periodista Dante Palma, filósofo, investigador social y panelista del programa periodístico 6, 7, 8, que se transmite por la Televisión Pública de ese país y que tiene como característica ser un espacio de opinión de claro matiz gobiernista. Uno de sus últimos libros es Quinto poder. El ocaso del periodismo (Planeta, Buenos Aires, 2014), en el que reflexiona sobre el desarrollo completamente mediatizado de la humanidad y la ultra concentración de la propiedad de los medios de comunicación. Palma señala que el concepto de quinto poder lo toma del comunicólogo hispano-francés Ignacio Ramonet para denotar la necesidad de que surja una fuerza de la sociedad civil pero empoderada por la decisión política del Estado, "capaz de ponerle límite a la prepotencia de la prensa, a ese cuarto poder que quita y legitima gobiernos y nos quiere hacer creer que la opinión pública coincide punto por punto con la línea editorial de las corporaciones mediáticas". "A partir del ejemplo de Latinoamérica se observa -sostiene
el autor- que la viabilidad del quinto poder depende de la acción
directa de los gobiernos y de los Estados, los únicos capaces
de enfrentar a las grandes corporaciones económicas. Sin esa
decisión política y sin una agenda que realce el valor
de una disputa cultural difícilmente estaríamos asistiendo
a un momento tan crítico del periodismo tradicional y al auge
de nuevas formas y voces. Porque en buena parte de Latinoamérica,
y en Argentina en particular, no tenemos, como sucede en la mayoría
de los países del primer mundo, a los cuatros poderes del mismo
lado frente a la sociedad civil. Mas bien, está la decisión
del "primero" de los poderes (el poder ejecutivo), seguido
de un enorme consenso que incluye fuerzas opositoras en el "segundo"
(el poder legislativo) enfrentando a aquellos dos poderes que no solo
tienen en común intereses económicos e ideológicos
sino que también se caracterizan por ser aquellos poderes que
no son elegidos a través del mecanismo de elecciones democráticas.
Me refiero, claro está, al modo en que el cuarto poder, el de
las corporaciones económico-mediáticas, ha logrado hallar
en el "tercero" de los poderes (el poder judicial) el dique
de contención para el avance de muchas de las medidas impulsadas
por los representantes de la ciudadanía".
- Los sectores que respaldan el gobierno de Cristina Fernández han instalado la idea de que es necesario defender el "modelo" iniciado por el presidente Néstor Kirchner a partir de 2003, o lo que es lo mismo, el proyecto kirchneristaposneoliberal. ¿Este proyecto político se defiende solo o el gobierno ha tenido que hacer un gran esfuerzo de comunicación para solidificar su discurso y de esta manera convencer a buena parte de la sociedad argentina?
- El programa de televisión 6, 7, 8, del cual haces parte como panelista es único en su género porque es un espacio de opinión que se caracteriza por ser muy gobiernista. ¿Hasta qué punto una cadena estatal, la Televisión Pública Argentina, puede darse el lujo de tener un programa de televisión de debate marcadamente gobiernista? ¿Cómo analizas ese enfoque político desde el punto de vista de utilizar un bien púbicopara apuntalar la defensa de un sector político que detenta el poder ejecutivo? - Yo creo que hay que contextualizar el caso porque obviamente si lo observas desde afuera vas a decir que una televisión pública es un medio de comunicación que no puede ser del gobierno. Desde ese punto de vista hay que decir que un programa claramente progubernamental no debería gozar de esa prerrogativa. Sin embargo cuando lo contextualizas se puede ver que el gobierno en el caso argentino cuenta con el poder formal pero no tiene el poder real. En ese sentido la voz del gobierno y la voz de la inmensa cantidad de gente que lo apoya no tenía espacio en los medios. En realidad,para aclararle a la gente, la televisión pública tiene un programa como 6, 7, 8 que sale seis horas por semana. O sea que si se hace la cuenta no ocupa ni el 3% de la programación de la televisión pública y es un programa plenamente político con clarosesgo oficialista. En ese contexto te voy a decir que el Estado también tiene la obligación de dar un espacio a voces que eran acalladas o sectores invisibilizados. Un programa como 6,7,8 no tenía lugar en ninguna de las televisoras privadas, en consecuencia si la televisión pública no le daba ese espacio a una voz como la del gobierno que en las elecciones de 2011 obtuvo un respaldo abrumador se le estaría coartando su derecho a expresarse. El deber de ser plural obliga en este caso a que una televisión pública le dé voz incluso a un sector claramente parcializado. - ¿En tu condición de periodista y analista político, consideras que el estilo de la prensa de la derecha en América Latina que se caracteriza por sus mentiras y las constantes calumnias e injurias que lanza, tal cual como ocurre en tu país con medios como La Nación y Clarín está agotado, o crees que van a seguir utilizando esa misma estrategia para tratar de desgastar a los gobiernos progresistas? - Es difícil que haya vuelta atrás cuando se reconocepor buena parte de la población que los medios no son independientes, ni neutrales, sino que por el contrario defienden intereses y ahí es difícil que haya un cambio. En el caso argentino veo que hay un intento de que la corporación periodística que está fracturada entre oficialistas y no oficialistas busca un retorno, volver a ser esa corporación que tenía de contraparte al gobierno de turno. Así que yo creo que lo que va a venir está abierto, es por un lado eso. Hay un intento de suturar esa fractura que se ha dado de una manera tal que tanto periodistas oficialistas como no oficialistas seguramente puedan confluir en una corporación monolítica que supieron tener hace 15 años. - ¿Por qué tu último trabajo bibliográfico se titula Quinto poder, el ocaso del periodismo? - Porque creo que es una categoría que nos permite pensar y dar cuenta del nuevo diagrama de las sociedades. Me parece una categoría altamente controvertida que yo tomo de Ignacio Ramonet para analizar la necesidad de controlar a ese cuarto poder. Es decir, que la sociedad civil o el pueblo sea capaz de controlar ese cuarto poder, y de esta manera se convierta en quinto poder, se empodere o se visibilice y para ello hace falta una decisión del Estado, una decisión de los poderes del Estado. No podemos pensar en que la sociedad civil por generación espontánea y mágicamente de repente empiece a tener una agenda contrahegemónica y pueda disputar esos espacios con los medios tradicionales corporativos. Quito, Ecuador, agosto de 2015. |