POR JAN LUST
La actual correlación de fuerzas
de clase en el Perú hace que sea muy difícil un cambio
radical y auténticamente izquierdista en el ámbito nacional,
regional y local. De hecho, la ideología neoliberal ha echado
raíces firmes en la sociedad peruana. La atomización ideológica
de la izquierda peruana, una de las consecuencias del poder neoliberal
en la sociedad, ha causado confusión dentro de la población
peruana como también dentro de las filas de la izquierda. Este
artículo está dedicado a aclarar cuatro cuestiones fundamentales
que diferencian dos tipos de izquierda dentro de la familia de la izquierda:
los que apuntan a la transformación social y aquellos que quieren
mantener el estatus quo social. El artículo concluye con un llamado
a elaborar una estrategia revolucionaria de desarrollo.
INTRODUCCIÓN
La lucha por un cambio radical del modelo de desarrollo comienza con
una lucha por la conciencia de la población. De hecho, tener
la conciencia correcta con respecto a las relaciones existentes es una
condición indispensable para una práctica política
orientada a la transformación social de la sociedad. La actual
correlación de fuerzas de clase en el Perú, sin embargo,
hace que un discurso izquierdista, por ejemplo a favor de la intervención
estatal en la economía, sea prácticamente imposible. Las
políticas neoliberales radicales introducidas en la década
de 1990 han posibilitado a la clase dominante de hacer creer a la población
que el desarrollo sólo es posible con el libre funcionamiento
de los mercados.
La cuestión de lo que es la izquierda, o mejor, lo que queda
de la izquierda peruana tiene todo que ver con el poder político
y social actual de las fuerzas que favorecen las políticas de
libre mercado. Por cierto, en el contexto peruano actual el poder de
estas fuerzas sociales no sólo es inversamente relacionado con
la fuerza de los grupos y organizaciones de orientación de izquierda,
sino que también ha influido predominantemente, o tal vez ha
determinada, los cambios ideológicos que lentamente, pero con
firmeza, se han introducido dentro del pensamiento izquierdista en la
última década. En cierta forma, Félix Jiménez
(2014) tiene toda la razón cuando dice que las organizaciones
de izquierda que están a favor de la dictadura del proletariado
y abogan por la extinción del mercado son difíciles de
encontrar.
Este artículo tiene la intención de incentivar a un debate
sobre lo que significa ser parte de la izquierda. Teniendo en cuenta
la inflación del significado del concepto en la última
década debido a, entre otras cosas, la falta de debate ideológico
y programático, consideramos que es útil empezar a marcar
algunas de las diferencias entre la izquierda que apunta a la transformación
social y de los elementos, que también forman parte de la familia
de la izquierda, cuya finalidad es la conformación social.
Este artículo está organizado en cinco secciones. Cada
sección en particular se trata un aspecto fundamental del pensamiento
político de la izquierda que debería haber sido discutido
en todas las organizaciones de izquierda. Sobre la base de sus puntos
de vista respecto a cada uno de estos cuatro temas, se podría
diferenciar entre la izquierda que apunta a la transformación
social, es decir, a un cambio irreversible de las relaciones de producción
que pueden ser deconstruidas en relaciones de propiedad, funcionalidad
y explotación; quién produce qué, para quién
y cómo (Carchedi, 1987 : 95), y la izquierda que favorece la
conformación social, es decir, los que creen en un capitalismo
de rostro humano y piensan que con un incremento de la regulación
de los mercados y de los programas de inclusión social se podrá
hacer desaparecer la esencia de la injusticia en la sociedad peruana.
En la sección 1 se discute el modo de producción capitalista
y la sección 2 está dedicada a la clase social. En la
sección 3 se profundiza un poco en la cuestión del estado
capitalista y en el apartado 4 nos dirigimos a la globalización
y el imperialismo. En la sección 5 presentamos, a modo de conclusión,
algunas ideas concretas relacionadas con la elaboración de una
estrategia revolucionaria del desarrollo.
1. EL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA
El modo de producción capitalista se basa en la producción
de la plusvalía por los productores directos y su apropiación
por los propietarios de los medios de producción. De esto se
deduce que las relaciones sociales de producción, "comprenden
la relación de los productores directos con los medios de producción
y su fuerza de trabajo, la naturaleza de los propietarios no productores
y el modo de apropiación de plus trabajo de los productores directos
por dichos propietarios" (Callinicos, 2004: 54). Los dueños
de los medios de producción se ven obligados a transformar la
plusvalía en capital (acumular) con el fin de sobrevivir en la
lucha con otros capitalistas y para ampliar su producción. Esta
necesidad los exige también a aumentar la explotación
de los productores directos, produciendo más plusvalía
(absoluta y relativa).
La relación entre los propietarios de los medios de producción
y los que solamente tienen su fuerza de trabajo por vender es además
una relación de explotación también una relación
de opresión y de dominación. Dominación económica,
social, política e ideológica, ya que la articulación
de estos elementos confiere al modo de producción capitalista
un carácter de sistema de organización social (general
y específico).
Formaciones sociales capitalistas concretas nunca se caracterizan simplemente
por el modo de producción capitalista. Hay varios tipos de relaciones
pre-capitalistas de producción que coexisten con las relaciones
capitalistas, aunque normalmente éstas son de importancia marginal
y están socialmente subordinadas de varias maneras al modo de
producción capitalista (Wright, 1980: 329-330). De hecho, estos
modos de producción solamente pueden mantenerse porque, subsumidos
a la lógica del capital, son funcionales al modo de producción
dominante y a su sistema de organización social.
Una transformación social de la sociedad debería implicar
la transferencia de los medios de producción en manos de la sociedad
a través de un proceso de nacionalización y de socialización.
Procesos políticos que favorecen la conformación social
tienen la intención de incrementar la base económica,
social e ideológica del modo de producción capitalista,
por ejemplo a través de ampliar y profundizar el mercado interno.
2. LA CLASE SOCIAL
La sociedad capitalista está estructura de acuerdo a los intereses
políticos, económicos y sociales de los individuos que
conforman la sociedad. Estos intereses son determinados por el lugar
y la función de uno en el proceso de producción y reproducción
del sistema. La lucha entre estos, principalmente, intereses antagónicos
determina el curso específico de la sociedad.
La estructura social de la sociedad podría ser entendida de diversas
maneras. La izquierda que favorece la transformación social lo
hace en términos de la relación del individuo con la producción
(a poseer o ser desposeído de la propiedad de los medios de producción).
Aquellas organizaciones que favorecen la conformación social,
estructuran la sociedad (i) en términos de la relación
del individuo con el consumo o el mercado; (ii) la relación de
un individuo con el "trabajo" o su ubicación en la
división técnica del trabajo de acuerdo con la industria
y la ocupación; y/o (iii) según el nivel de ingresos de
un individuo (o del hogar), tal como lo entiende la mayoría de
los economistas es decir, como una agrupación estadística
de los individuos en relación con el ingreso nacional en lugar
de como un grupo social en un sentido sociológico. Sin embargo,
estructurar la sociedad en grupos ocupacionales y sobre la base de la
relación del individuo con el consumo o con el mercado y en grupos
de ingresos es presentar, como estructura de la sociedad, las particularidades
o manifestaciones de una realidad determinada en un cierto punto en
la historia de una formación social dada y no estaremos en capacidades
de establecer los fundamentos sociales y económicos de estas
particularidades.
Las organizaciones políticas que apuntan a un capitalismo de
rostro humano han eliminado la clase social como el fundamento de la
sociedad, como la unidad elemental para el análisis del desarrollo
de la sociedad, y como la clave para la transformación social.
De hecho, las teorías que no diferencian entre las distintas
instituciones sociales e "identidades", no pueden tratar de
manera crítica al capitalismo. Mediante la eliminación
de la clase, la relación de explotación desaparece como
una de las condiciones objetivas para el desarrollo del sistema capitalista
y está transformada en un asunto individual y subjetivo (Wood,
1990: 79).
La eliminación de la clase del análisis social hace que
la lógica totalizadora y el poder coercitivo del capitalismo
se conviertan invisibles y se erradica la posibilidad de definir las
relaciones de poder estratégicas, así como los conflictos
entre grupos sociales (Portes y Hoffman, 2003: 9). Una transformación
social de la sociedad sólo puede materializarse si los propietarios
de los medios de producción, como clase, son eliminados política
y económicamente. La izquierda que favorece la conformación
social, no apunta a este objetivo y, como consecuencia, ellos sirven,
directa e indirectamente, a los intereses de la clase capitalista.
3. EL ESTADO CAPITALISTA
El estado capitalista es la consecuencia de las contradicciones entre
las clases y dentro de clases, entre fracciones de clase (teoría
estructuralista del estado), como un instrumento en las manos de la
clase dominante (la teoría instrumentalista del estado). La combinación
de ambas teorías, de acuerdo a la izquierda que lucha por la
transformación social, es crucial para la comprensión
del funcionamiento del sistema capitalista a nivel político.
El estado capitalista es un colectivo de todos los organismos institucionales
que sirven al propósito de capital en conjunto; es un órgano
de y para la dominación de clase y de opresión y tiene
la tarea de mantener las condiciones generales para la reproducción
del modo de producción capitalista.
En esta era de la globalización neoliberal se ha argumentado
que el papel del estado capitalista se ha reducido o minimizado por
el poder económico de las empresas transnacionales. Este punto
de vista es erróneo, ya que no sólo abstrae de la realidad
capitalista actual, sino también de la práctica política,
económica y militar del imperialismo, encarnado por los Estados
Unidos. Como argumenta Márquez (2010: 12), el estado capitalista
es un agente central para expandir el neoliberalismo. Además,
como se ha demostrado por la crisis financiera mundial que comenzó
a desarrollarse en el 2008, el estado capitalista interviene para socializar
la deuda de las empresas privadas. En el caso específico de un
país en la periferia del sistema capitalista mundial como el
Perú, el estado ejecuta principalmente las funciones económicas
e ideológicas que son indispensables para la reproducción
ampliada del capital transnacional. O como González Casanova
(2006: 225) explica, el papel del capital nacional en los países
capitalistas de la periferia, en el sistema capitalista mundial, está
reducido a principalmente las exportaciones de materias primas, ocupando
un lugar como intermediarios en la metrópoli de los países
del "Sur".
La izquierda que "promueve" procesos de conformación
social, de conformidad con un discurso de la sociedad civil, no considera
los organismos del estado capitalista como adversarios de clase, sino
como socios. Al aceptar sin rodeos las instituciones del estado capitalista,
ésta izquierda implícitamente apoya y mantiene la dictadura
de una minoría sobre la mayoría y todo lo que esto implica.
Una transformación social de la sociedad apunta a la destrucción
del estado capitalista y una democratización profunda de la sociedad.
Eso es el objetivo de la izquierda que también se denomina como
la izquierda revolucionaria.
4. GLOBALIZACIÓN E IMPERIALISMO
La globalización es la forma institucionalizada
de explotación y opresión a nivel mundial por parte
del centro capitalista. Es el resultado de la búsqueda
continua por parte del capital de las mayores tasas de ganancias,
facilitadas por la receta neoliberal de la abolición de
los controles de capitales, la apertura de los mercados y regímenes
fiscales favorables.
La globalización es un proyecto de la clase dominante para
la acumulación de capital a escala global (Petras y Veltmeyer,
2011: 107), aunque sus condiciones no son, como en periodos anteriores,
dictados unilateralmente por el capital de los países centrales
(Amin, 1998: 141). La Organización Mundial del Comercio
(OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial
(BM) son, como Bello (2006: 1349) escribe: "pilares fundamentales
del sistema de gobernanza mundial del orden global neoliberal",
y sirven a los intereses de Estados Unidos y a sus aliados en
el "Norte". Es por estas razones que el término
imperialismo es más adecuado para definir la que se ha
conocido como la globalización. El uso del término
globalización por los responsables políticos y economistas
convencionales tiene la intención de ocultar la naturaleza
clasista de la globalización, las realidades de clase detrás
de ella (Petras y Veltmeyer, 2010: 65).
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El rostro en una pared de Lima
del gran ideólogo marxista peruano José Carlos
Mariátegui, uno de los mayores referentes intelectuales
de la izquierda latinoamericana.
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Las relaciones entre los países del centro del sistema capitalista
mundial y la periferia no son lineales o estáticas. Como argumentan
Petras y Veltmeyer (2011: 105), estas relaciones "son dinámicas
y cambian con el tiempo, en parte debido a las preocupaciones geopolíticas
y económicas del estado-nación sujeta al poder imperial
que lleva a una búsqueda de una autonomía relativa de
los funcionarios estatales y políticos en estos países
y la protección del interés nacional que está cuestionada".
Además, aunque los capitalistas en los países del "Norte"
y del "Sur" puedan tener en ciertos puntos intereses económicos
conflictivos, sin embargo notablemente disminuido por el aumento de
la penetración de corporaciones que funcionan a nivel mundial,
en general las diferencias de los intereses económicos y los
objetivos políticos de corto plazo se dejan de lado cuando el
sistema se pone en duda o está en peligro.
La izquierda que favorece un capitalismo de rostro humano o la conformación
social, ayuda a i) mantener la estabilidad política que podría
ser interrumpido por la sublevación de las masas empobrecidas
y hambrientas; ii) encerrar la población en proyectos de pequeña
escala como medio para mistificar las estructuras que yacía en
el fondo de su situación socio-económica en particular;
y iii) desarrollar pequeños mercados locales como mecanismos
de generación de ingresos y para la difusión de la ideología
capitalista. La izquierda que lucha por la transformación social
tiene la intención de romper las cadenas con el centro capitalista,
levanta su población de la miseria y la convierte en objeto y
sujeto de su propio desarrollo.
5. CONCLUSIÓN
Tenemos la firme convicción de que un cambio en el Perú
es posible. Sin embargo, no consideramos que sea posible dentro de los
límites del capitalismo. Proponemos una transformación
revolucionaria de la sociedad que se inicia mediante el empoderamiento
de los movimientos sociales, proporcionándoles las armas ideológicas
para desarrollar las propuestas para el cambio y para contrarrestar
los ataques del capital y los responsables de las políticas neoliberales.
La necesidad de la transformación revolucionaria puede ser fácilmente
justificada en base a los objetivos de desarrollo generalmente aceptados.
En caso que signifique una mejora constante y estructural de las condiciones
sociales de una parte cada vez mayor de la población, debe implicar
una ruptura con la mercantilización de las necesidades sociales
básicas de la población, como el agua, la sanidad y la
educación. Si también apuntara a un aumento cualitativo
de la participación de la población en la toma de decisiones
políticas y económicas, debe significar dar a las masas
explotadas y oprimidas la propiedad, el control y la gestión
de los medios de producción.
Una estrategia que apunta a la transformación social de la sociedad
inevitablemente tiene que estar basada en la conciencia social de la
población y su situación socio-económica, ya que
es la única manera de conectar el proyecto de transformación
social a la realidad de las masas. Por lo tanto, esta estrategia tiene
que ser conceptualizada como un proceso que avanza de acuerdo con los
cambios en la correlación de fuerzas de clase, como resultado
de la lucha de clases que evolucione a lo largo del período de
tiempo que la estrategia está echando raíces en las clases
sociales explotadas y oprimidas de la sociedad, y que está siendo
internalizada en su práctica política.
Dada la correlación actual de las fuerzas de clase y el poder
de la ideología neoliberal en la sociedad, consideramos que la
estrategia debe partir de lo que llamamos una perspectiva reformista
revolucionaria. La lucha por las propuestas reformistas revolucionarias
podría contribuir a romper el dominio de la ideología
neoliberal, sin embargo, tan revolucionario como podrían ser
estas propuestas reformistas en el contexto peruano, su implementación
no tiene un carácter duradero y definitivo si la burguesía,
como clase, no ha sido políticamente y económicamente
eliminada o, como Amin (2010: 47) explica: "en tanto que el capitalismo
no ha sido derrocado, la burguesía tiene la última palabra
en la lucha de clases".
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