Las protestas de los zapateros en Bogotá
están dejando entrever la forma en que los TLC afectan a las
ciudades. ¿Qué se debe hacer?
Las movilizaciones de peleteros, fabricantes de zapatos, marroquineros
y curtidores bogotanos ocurridas en el sector del Restrepo han hecho
pública la amenaza de destrucción de esa cadena manufacturera
a causa de la avalancha de importaciones. En ciudades como Pereira,
Cali, Bucaramanga y Bogotá, es apremiante la situación,
porque son centros de calzado en el país.
En la capital, hacia el 2005, eran 400 las firmas de fabricación
y comercio de insumos; más de 1.700 en actividades de transformación
y cerca de 2.300 distribuidoras mayoristas y minoristas. Son principalmente
microempresas ubicadas en el barrio El Restrepo y en las localidades
de Tunjuelito, Engativá, Puente Aranda y Rafael Uribe Uribe.
Bogotá es el 40% del mercado nacional.
Las importaciones de cuero, marroquinería y calzado crecieron
exponencialmente: de 289 millones de dólares en el 2007, cuando
eran similares a las exportaciones, hasta 636 en el 2011, más
del doble en cinco años ,y el 75% son originarias de China y
Asia. Triplican las ventas externas, que cayeron por el cierre de los
negocios con Venezuela.
Aunque Colombia consume al año 130 millones de pares de zapatos
y tiene costos de producción por par de 13 dólares, de
los más bajos del mundo, la competencia con Asia es insostenible:
en el 2012, ingresaron 76 millones de pares, a un promedio de 7,5 dólares
el par, 59 millones de China y de los cuales -casi una cuarta parte-
a menos de un dólar. Bogotá recibe un tercio de los pares
importados, que desplazan al producto local.
La industria del cuero y calzado creció entre el 2001 y 2010
al 4% anual; entre 2010 y el 2011, al 3%; en 2012, apenas al 0,5%, y
para el primer trimestre del 2013, cayó -11%, se desplomó.
Un balance de Planeación Nacional, en cuanto al empleo del sector
entre el 2002 y 2011, dice que se perdió en promedio un 1,6%
anual; más de 15% en ese lapso. En Colombia, hay 60.000 empleos
directos, de los cuales 24.000 en riesgo en Bogotá, dos de cada
cinco.
Durante la campaña a la Alcaldía, ventilé temas
nacionales como los efectos del libre comercio sobre Bogotá.
Ahora, cuando los impactos se sienten, se reitera cómo las políticas
nacionales se sufren en municipios y departamentos y se repara en el
necesario respaldo a la producción propia, que debe ir más
allá de proveer un crédito o enfocar las compras estatales
hacia ella.
Hay que cerrar filas en torno al petitorio del sector; elevar la protección
al cobro específico de 10 dólares por par y arancel ad
valorem del 15%; sujetar a licencia previa la importación de
calzado y marroquinería y excluirla en el TLC con Panamá,
que es puerta secundaria de ingreso del producto asiático; exigir
control fitosanitario al cuero extranjero, y suprimir las compras soportadas
en dumping chino y contrabando. De lo contrario, Bogotá quedará
descalza, sin zapatos.
Bogotá, junio 27 de 2013.