EMBATES DE SANTOS CONTRA EL EMPRESARIADO NACIONAL

Por AURELIO SUÁREZ MONTOYA

Cuando el ministro de Hacienda habla del "volumen de negocios" como clave del crecimiento y cuando tal propósito se verifica con ciertas medidas para lograrlo, hay que entender que los negocios en mención son los del capital financiero y de las multinacionales, empezando por la medida que reduce los anticipos para las obras públicas y deja a las empresas constructoras amarradas al sistema bancario, pues los consorcios nacionales no tienen el suficiente músculo financiero para adelantarlas.

Otra, la eliminación de la tabla de fletes para el transporte, oculta que en Colombia muchos camiones, al ser mayores las importaciones que las exportaciones, no consiguen equilibrar sus recorridos hacia y desde los puertos, y que, con una estructura de casi un dueño por vehículo, la "liberación de fletes" arrasará a los débiles entre los 140 mil camioneros independientes, consolidará grandes agentes y propiciará el ingreso de consorcios internacionales. Al fin y al cabo, el transporte es bocado apetecido en los TLC.

Colombia está en transición entre la minería de pequeña y mediana escala y la grande, a cielo abierto y de montaña. En tanto, los artículos 106 y 107 del Plan Nacional de Desarrollo obstaculizan esta actividad para la mayoría de mineros nacionales, y sus títulos se ponen en veremos; la "locomotora" minera beneficia a la BHP Billiton, Drummond o AngloGold Ashanti, que gozan de trato preferente, tienen miles de títulos y exenciones tributarias y otras descomunales ventajas.

La fabricación de calzado y casi todas las industrias livianas padecen los rigores de la Enfermedad Holandesa; en tres años se triplicaron las importaciones de zapatos y la industria nacional apenas cubre la mitad del consumo. Grandes cadenas hacen su agosto con pares chinos facturados a dólar. En abril/2011, además, la molinería, confecciones y bebidas, hierro y acero, el papel y cartón no crecieron o disminuyeron, con respecto a abril/2010 (Dane, muestra mensual manufacturera).

Peor es lo de la gasolina. Sabiendo que el 56% del componente en la estructura de costos del galón es el ingreso al productor (Ecopetrol o firmas internacionales), y que los impuestos son el 33%, para controlar los precios finales se echó mano del margen de las gasolineras minoristas, que es menos del 5% en el costo del combustible. Como los minoristas se están viendo estrangulados paulatinamente por las compañías multinacionales, propietarias del almacenamiento y el suministro en volumen, su destino será cerrar o venderle al poder extranjero que tomará la cadena hasta el último eslabón. No es neutra la medida del Ministerio de Minas.

Santos esquilma a pequeños y medianos empresarios para trasladar sus negocios al gran capital. Se les acusa de ser ilegales o de pertenecer a carteles o carruseles, se les criminaliza. Todo se pone en marcha para lograr tan inicuo cometido.

Bogotá, junio 28 de 2011.