¿CUÁL MODELO "SE HACE AÑICOS" EN BOGOTÁ?

Por AURELIO SUÁREZ MONTOYA

Un escrito de The New York Times y un editorial de El Tiempo del 4 de mayo, aseveran que "los logros…que hicieron obtener a Bogotá aplausos de todo el mundo están siendo eclipsados por la indignación" y que "el próximo gobernante…tendrá la dura misión de reconstruir un modelo que se hizo añicos". Según ellos, el caos vehicular por el cúmulo de obras y el aumento de hurtos, aunados a procesos de corrupción, causa una "sensación de pesimismo". En fin, que antes todo marchaba bien.

Desde 1994, Bogotá se convirtió en un negocio: el suelo urbano, los servicios públicos, el transporte y, desde luego, las obras civiles. Las alianzas público-privadas, alentadas por la Cámara de Comercio, gestaron el modelo Mockus-Peñalosa que entregó la disposición urbana y las rentas públicas de áreas básicas al lucro privado, empezando por la energía a Endesa.

El resultado es inicuo: doce familias controlan el transporte público, incluido Transmilenio; dos de ellas manejan sendas empresas de las cuatro concesionarias del servicio de aseo, y una de las cuales, con el grupo Aval y la multinacional Proactiva, opera la planta de Tibitoc; Proactiva, a la vez, administró por una década el relleno sanitario y también cubre dos de las cinco zonas donde por contrato desde 2003 se hace la gestión del Acueducto. Este puñado, en una década, incluidas las descapitalizaciones en las empresas de energía, recibieron más de 7 billones de pesos. Igualmente, grandes firmas de ingeniería concentran la contratación; y otras, de constructores que forman un cartel de la vivienda, incrementaron sólo en 2010 el costo de la VIS en 9%.

A contramano, en 2003, la pobreza ya cobijaba a 3,2 millones y la indigencia a un millón de personas, por esto se decretó "una emergencia social". En 2010, aunque algunos indicadores mejoran, excepto el de Calidad de Vida, la desigualdad es de 0.55 en el coeficiente de Gini; el transporte público es el más caro de Latinoamérica, obligando a 800 mil personas a desplazarse a pie, y el agua la más costosa del país por lo que a 300 mil suscriptores se les corta el servicio anualmente. Los hogares destinan mayores partes de su ingreso diario para pagar servicios y transporte: el estrato uno gasta 35 de cada 100 pesos en esto, 16% más que en 2004; el tres casi 20, 18% más, y el dos vio duplicar la factura de energía.

La política social del Polo restó presión a "la bomba social", pero los programas educativos, de salud y alimentarios subsidiados muestran insuficiencia frente a la voracidad de los "dueños de Bogotá". El modelo que "se hace añicos", y que además se replica por Colombia, decae ante todo por la iniquidad con la cual se gestó y debe confrontarse si se quiere que el "pesimismo" no se torne en desobediencia.

Mayo 11 de 2011.