Federico Ramos de Armas, subsecretario
de Presidencia, en España, presentó renuncia voluntaria
del cargo este viernes 22 de enero, al verse involucrado en un escándalo
de corrupción relacionado con un contrato adjudicado a la empresa,
Acuamed.
Fuentes próximas a Ramos de Armas han indicado que ha tomado
esta decisión "para defender su honorabilidad y el estricto
cumplimiento de la legalidad".
Aquí entre nosotros los colombianos, un magistrado de la Corte
Constitucional, abrumado de acusaciones de corrupción, se atornilla
al cargo, esgrimiendo el debido proceso; y un ministro, alegando legalidad,
mantiene a su esposa ejerciendo el pingüe negocio de contratista
del Estado.
Hce poco hablábamos lo del fiscal general, y también lo
del procurador y, ni más faltaba, también lo del actual
contralor general, elegido en medio de sólidos argumentos de
ilegalidad, a los que se ha optado, después de la elección,
por echarles tierra.
Y falta por descubrir el verdadero interés en la venta de Isagén.
De momento se sabe que esa platica irá a engrosar los fondos
del hombre más rico de Colombia, que viene a ser también,
el mayor contratista del Estado en eso que ahora llamamos la vías
de cuarta generación (4G) cuyos contratos de concesión
ciertamente han evolucionado, pero en favor de los mismos contratistas.
Por ejemplo, en la letra menuda, se ha vuelto a incluir la cláusula
de compensación mediante la cual se estima un tope de flujo de
vehículos por las nuevas vías que, cuando no se alcanza,
el Estado entra a compensar al concesionario por "las pérdidas"
incurridas. Esto había sido abolido en las concesiones de tercera
generación (3G).
Lo de Isagén tiene su historia negra en cabeza del hoy ministro
de Hacienda cuando como ministro de Obras Públicas y Transporte
protagonizó el todavía no olvidado escándalo de
Dragacol. "Vaca ladrona no olvida el portillo", dice el docto
vulgo. Y como en antes no hubo sanción, ni siquiera moral para
el que ahora llaman los sátiros "el Mindragacol", ahí
están las consecuencias
Y estos ejemplos, apenas son unas cuantas pústulas de la metástasis
cancerígena que invade al país nacional, regional y local.
Mejor dicho, como también dice la gente, "por todos los
costados", a lo largo, ancho y alto, podríamos agregar.
¡Qué envidia por España; qué lástima
por Colombia!
24 de enero de 2016.