POBREZA E INDIGENCIA, EL INDEC Y LA LUCHA POR LA DISTRIBUCIÓN EN ARGENTINA
POR JULIO C. GAMBINA


E
l INDEC acaba de publicar los datos de pobreza e indigencia para el segundo semestre del 2012 (http://www.indec.gov.ar/). Son cifras que merecen ser consideradas y discutidas, ya que aluden a uno de los principales problemas de la economía, la política y la sociedad en el país, la región y en el mundo.

Según el ente oficial solo el 4% de los hogares y el 5,4% de las personas están bajo la línea de la pobreza. Del mismo modo que 1,5% de hogares y 1,5% de personas estarían bajo la línea de indigencia. A priori resalta la inverosimilitud de estas mediciones, que dificultan un diagnóstico adecuado sobre las condiciones de vida de la población, sus ingresos y la capacidad de satisfacer sus necesidades cotidianas.

La línea de pobreza expresa la capacidad de acceso a la "Canasta Básica Total" que a marzo del 2013 alcanza los $533,93 mensuales, algo así como casi $18 por día. Resulta complejo resolver un consumo básico, es decir más allá de los alimentos, con esa magnitud, muy alejada de satisfacer en condiciones adecuadas las necesidades diarias.

Por su parte, la línea de indigencia recoge el valor de la Canasta Básica Alimentaria que a marzo del 2013 alcanza los $234,63, apenas un poco más de $7 diarios. Es evidente que resulta insuficiente para atender la alimentación básica cotidiana de una persona.

Esos datos son compatibles con la evolución de los precios entre marzo del 2012 y la actualidad, en torno al 10%, un dato que incomodó al Ministro de Economía ante la consulta de una periodista griega.

¿Cómo se explica la incomodidad de Hernán Lorenzino? Solo a partir de contrastar la realidad con la información oficial, lo que motiva las correcciones en las mediciones del Índice de Precios al Consumidor que se trabaja en el INDEC y que el Ministro presentó en la reciente reunión del FMI. Un nuevo interrogante que se nos abre es la credibilidad que puede tenerse en el nuevo instrumento gestado por los mismos que provocaron el actual desarme informativo.

EL NUEVO ÍNDICE

Según informa el propio INDEC, el nuevo indicador de precios será un Índice de Precios al Consumidor Nacional urbano, el IPCNu, que reemplazará al actual Índice de Precios al Consumidor, el IPC.

Para elaborar el nuevo indicador se consultaron mediante una encuesta durante el 2012 unos 37.000 hogares de poblaciones superiores a 5.000 habitantes de todo el país, lo que le daría un carácter federal y nacional que no tienen los registros actuales.

La consulta según el INDEC brinda información "sobre las condiciones de vida de la población en general, desde el punto de vista de su participación en la distribución y en la adquisición de bienes y servicios" junto a la "estructura de consumo e ingreso de los habitantes del país." Es decir, no solo mide precios, sino también ingresos de los hogares y sus destinos de consumo, todo lo cual favorecerá el establecimiento de políticas públicas.

El nuevo registro se probará sobre finales del año y regirá para el 2014, con lo cual resta esperar para conocer los nuevos resultados que surjan desde el INDEC. Pero insistamos, ¿será creíble?¿ No habrá que seguir el consejo de los trabajadores del organismo por su normalización, y en ese marco recuperar profesionalidad y credibilidad?

Esta es la información que difunde el INDEC y que Lorenzino presentó al FMI para evitar mayores sanciones del Organismo Internacional que ya había emitido una moción de censura contra la Argentina por la poca credibilidad de las estadísticas oficiales.

Más allá de las sanciones o no que aplique el FMI, aparece como necesario resolver la incoherencia de los registros estadísticos que como vemos señalan referencias sobre pobreza e indigencia poco creíbles, que no permiten diagnosticar adecuadamente el fenómeno de la pobreza y la indigencia en el país, y mucho menos quién se apropia del trabajo social generado en el país. Convengamos que con la dirección actual eso es imposible.

En el desagregado de la información podemos observar que el registro para el Noroeste (La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy y Salta) es el más bajo de las diferentes regiones, con un 3,9% de hogares y 5% de personas bajo la línea de la pobreza y el más increíble 0,6% de hogares y 0,5% de personas bajo la línea de indigencia. La información da cuenta de la mejor situación para esas localidades, algo poco creíble para cualquier observador.

LA LUCHA POR LOS INGRESOS Y LA RIQUEZA

Los ingresos de la población provienen en definitiva de rentas de la propiedad o de la actividad laboral, incluidos bajo esta consideración aquellos subsidios estatales producto de la política social masiva, tal como la Asignación Universal por Hijos o las jubilaciones mínimas a quienes no realizaron aportes.

Todo el Ingreso es esencialmente Ganancias o Salarios, y la realidad es que las primeras les ganan a los segundos, porque los perceptores de ganancia apropiaron originalmente los beneficios de la salida de la convertibilidad vía devaluación (2002-2006) y luego con incrementos de precios (2007-2013).

Más allá de la política social masiva que supone una distribución del ingreso definida por el Estado, la evolución general de la economía hace evidente que la riqueza es apropiada en forma desigual en favor de los propietarios de medios de producción, mayoritariamente extranjeros, según informa la propia Encuesta Nacional de Grandes Empresas del INDEC.

El problema de fondo es como se distribuye el Ingreso mes a mes y año a año, pero especialmente, como se distribuye la riqueza socialmente generada por el trabajo a través del tiempo y que se concentra en pocas manos, mayoritariamente extranjeras.

Son dos temas que preocupan, la distribución del ingreso y de la riqueza. La normalización del INDEC y la credibilidad sobre su información es necesaria, pero la cuestión de fondo es quien se apropia y cómo y cuánto del trabajo social en la Argentina.

26 de abril de 2013