La explicación -si es que se puede
llamar así- oficial de la impresionante caída del precio
del dólar frente al peso colombiano, es que se trata de un fenómeno
universal, pues el dólar está cayendo frente a todas las
monedas del mundo; el corolario de esta teoría es que la revaluación
es inevitable y que las autoridades han hecho ya todo lo posible por
frenarla y no pueden hacer nada más.
Resignación es el consejo que queda para los exportadores y productores
nacionales que compiten con bienes importados.
Esta es una explicación equivocada que trata de justificar la
falta de verdadera decisión política del Gobierno y del
Banco de la República para sostener el precio del dólar
e inclusive presionarlo al alza.
Es cierto que el gran déficit del comercio exterior de los Estados
Unidos y la reducción de las tasas de interés en ese país
son factores que propician el debilitamiento del dólar, pero
no es cierto que en todos los países del mundo se haya producido
revaluación.
La falsedad de una supuesta explicación universal se demuestra
muy fácilmente si existen casos concretos que la contradicen.
Y cualquier persona puede comprobar que hay varios países donde
sus autoridades han evitado la apreciación de sus monedas porque
han adoptado políticas que contrarrestan las fuerzas que debilitan
el precio del dólar.
En América Latina el ejemplo más notable es Argentina
donde desde el 2002 la tasa de cambio se ha mantenido constante alrededor
de 3 pesos por dólar, a pesar de su inmenso superávit
comercial y de la repatriación de capitales que se dio después
de superada la crisis de la des-dolarización.
¿Cómo lo hizo? Muy sencillo: hace cinco años las
reservas internacionales de Argentina eran 19..000 millones de dólares
y hoy son más de 50.000 millones; es decir que el Banco Central
compró más de 30.000 millones de dólares para sostener
el precio de la divisa porque el Gobierno tomó la decisión
política de defender el empleo y la producción nacional.
Como no faltará quien diga que Argentina no es un ejemplo para
imitar por la heterodoxia de sus políticas, entonces veamos que
ha pasado en el país más ortodoxo de la región,
el país alabado por analistas y banqueros como el más
serio y responsable, es decir en Chile.
En diciembre pasado el dólar cerró a 498 pesos chilenos,
y hasta Abril hubo una fuerte revaluación del 13% (muy similar
a la de Colombia) y la tasa de cambio cayó a 435 pesos por dólar.
Sin embargo desde esa fecha el dólar se ha recuperado y hoy se
cotiza por encima de $500, mientras que en Colombia la revaluación
ha seguido.
El caso de Chile parecería muy extraño pues allí
hay por lo menos dos factores adicionales que deberían producir
más revaluación: tiene superávit en su Balanza
de Pagos mientras nosotros tenemos un déficit cercano al 4% del
PIB, y tiene grado de inversión que nosotros no tenemos, lo que
quiere decir que es más atractivo para la inversión extranjera.
La razón por la cual el supuesto "fenómeno universal"
de la revaluación no se ha dado este año en Chile es doble:
el superávit fiscal del Gobierno y la decisión del Banco
Central de intervenir agresivamente en el mercado comprando 8.000 millones
de dólares para sustentar el precio del dólar.
En Chile el gobierno está ahorrando los ingresos extraordinarios
que recibe por el aumento del precio del cobre, mientras que en Colombia
no solo se gastan sino que además se están utilizando
los ahorros de años anteriores para aumentar el gasto público.
La revaluación no es inevitable ni es un fenómeno universal.
Pero solo se puede detener si las autoridades dejan de buscar disculpas
para su impotencia y dan señales contundentes al mercado de que
van a tomar todas las medidas necesarias para subir el precio del dólar.