¿Y DEL EURO QUÉ?

POR MAURICIO CABRERA GALVIS

Esta fue la pregunta que un lector me planteó respecto a la columna de la semana pasada sobre la caída del precio del dólar paralelo al mismo tiempo que se disparaba la tasa oficial, haciéndome notar que el fenómeno era mucho más pronunciado en el caso de los euros. Al revisar las cifras la sorpresa fue grande, pues en realidad los movimientos de las tasas de cambio de la moneda europea han llevado a mayores diferencias entre los mercados.

Hace tres meses la cotización oficial del euro era de $2.590, mientras que en la calle lo pagaban a $2.420, es decir, una diferencia del 7% entre los dos precios. En el mes de julio la diferencia se amplió hasta un 24% -similar a la del dólar-, pues el precio en la calle se redujo hasta $2.200 mientras que la tasa oficial se devaluaba hasta $2.720. Pero el proceso no se detuvo allí y la semana pasada se registraba una diferencia superior a los $900, pues quien quería vender un euro en la calle sólo le ofrecían $2.040, mientras que si lo vendía en el mercado interbancario le pagaban un 45% más, es decir, $2.970.

La explicación de esta divergencia en los precios es en parte la misma del dólar paralelo y el oficial: la disminución de las compras y los envíos de efectivo al exterior que se produjo después del decomiso de las divisas en efectivo que hicieron las autoridades norteamericanas en el mes de julio. Sin embargo, hay una razón adicional que explica la mayor diferencia registrada en las transacciones de euros y es el crecimiento que ha tenido la oferta de billetes de euros que ha sustituido, en buena parte, la oferta de dólares en rama.

En efecto, cuando en el 2004 se puso en marcha el mecanismo de envío privado de divisas en efectivo al exterior, cerca del 80% del dinero transportado correspondía a billetes de dólar. El año pasado los billetes de euro aumentaron hasta llegar a representar un poco más de la mitad de los envíos y en los primeros meses de este año ya se cambió totalmente la composición, pues sólo se enviaron US$105 millones en billetes mientras que los euros en efectivo que salieron del país fueron 477 millones, que equivalen a US$640 millones, es decir, el 86% del total.

¿Por qué este súbito aumento de la entrada de billetes de euros? ¿Será que Colombia se volvió un país muy atractivo para los turistas europeos o que los turistas norteamericanos y del resto del mundo decidieron cambiar su efectivo a euros para defenderse de la depreciación del dólar? Ninguna de las anteriores. La explicación es otra y muy sencilla: para mover las cantidades astronómicas de dinero que se lavan a través de este mecanismo es más fácil y pesa menos transportar un solo billete de 500 euros que siete billetes de 100 dólares que valen lo mismo.

Hay otros aspectos interesantes del movimiento de divisas que también se han dado después de la disminución de la compra de billetes en el mercado paralelo. Uno, es el extraño aumento de las remesas que llegan del exterior, aunque siempre he pensado que la mayoría de estas remesas son producto del trabajo legal de los millones de compatriotas que han tenido que salir del país buscando oportunidades de trabajo, es extraño que en los últimos meses hayan aumentado cuando están disminuyendo las que se envían a México y Centroamérica como consecuencia del desempleo de inmigrantes generado por la crisis de la construcción en Estados Unidos. El otro, es el rumor acerca de las maletas llenas de efectivo que estarían saliendo por Ipiales rumbo a los bancos ecuatorianos que manejan todas sus cuentas en dólares desde la dolarización del país.

Sería útil que las autoridades investigaran estos fenómenos, pues podrían ser los mecanismos que se están utilizando para reemplazar el canal de lavado de dinero que se bloqueó con la reducción de las compras de efectivo.