LIBERTAD PARA DISPARAR A MATAR

POR MAURICIO CABRERA GALVIS


La matanza de 20 niños y 6 profesores en una escuela de Connecticut ha revivido el debate sobre el control a la venta de armas en Estados Unidos. Hay que recordar que ese es el país del mundo donde es más fácil comprar armas de manera legal, pues hasta en el supermercado de la esquina es posible adquirir un rifle de asalto y las municiones se compran por Internet. La cadena de almacenes Walmart, es el mayor vendedor de armas en EE.UU. pues las ofrece en la mitad de sus 4.000 locales, y en total hay cerca de 132.000 vendedores autorizados.

A pesar del incremento de las matanzas y de que el número de víctimas en el 2012 fue tres veces más que el año anterior, la verdad es que desde la presidencia de Bush hijo se han debilitado los controles.

Las razones son políticas. De una parte el poderoso lobby de la asociación productores y propietarios de armas (NRA es su sigla en inglés) que gasta millones de dólares en cada campaña electoral para tumbar congresistas partidarios del control. De hecho en las elecciones de 1994, después de que Bill Clinton logró aprobar una ley poniendo restricciones a las ventas, 20 congresistas demócratas perdieron su curul por los ataques de la NRA.

También la derrota de Al Gore en las elecciones del 2000, además del fraude de los Bush en Florida, se atribuye en parte al rechazo de la NRA a sus propuestas de control a las armas. Con esos antecedentes, en las última década ningún político gringo se ha arriesgado a meterse con el tema; ni siquiera Obama en su primera presidencia tomó ninguna medida al respecto.

La NRA no sólo tiene el multimillonario soporte de los fabricantes de armas, sino que además cuenta con un amplio respaldo popular, pues los gringos tienen un amor enfermizo por las armas de fuego. El 47% de las personas dicen poseer al menos un arma en su hogar, de manera que hay 310 millones en circulación, incluyendo 110 millones de rifles.
Es tal el fanatismo, que después de la matanza de Connecticut se dispararon (valga la expresión) las ventas de armas y municiones, y la propuesta de la NRA para evitar que se repitan esas masacres fue vender más pistolas y fusiles para los profesores y los vigilantes de las escuelas.

Son varias las explicaciones que se han dado a esta cultura de vaqueros del lejano Oeste e idolatría de la pólvora. Una de las más lúcidas viene de la literatura, el gran escritor Jonathan Franzen en su magistral novela 'Libertad', donde retrata la realidad actual del sueño americano, la explica así:

"Todo gira en torno al problema de las libertades personales. La gente vino a este país por el dinero y la libertad. Si no tienes dinero te aferras aún más furiosamente a tus libertades. Aunque fumar te mate, aunque no puedas dar de comer a tus hijos, aunque a tus hijos los mate un loco con un fusil de asalto. Puedes ser pobre, pero lo único que nadie te puede quitar es la libertad de joderte la vida como te dé la gana. Esa es la conclusión a la que llegó Bill Clinton: que no podemos ganar elecciones actuando contra las libertades personales. Y menos contra las armas, si a eso vamos."

Las consecuencias de este libertinaje no son sólo para EE.UU. La mayoría de los asesinados con las armas vendidas allí están en Latinoamérica. Pero eso es tema para otra columna.

13 de enero de 2013.