UNA REGLA FISCAL INCOMPLETA

POR MAURICIO CABRERA GALVIS

Empezó el debate sobre la adopción de una 'regla fiscal' (RF) para el manejo del presupuesto nacional. En términos sencillos esta regla es una norma que obliga al Gobierno a mantener el equilibrio en las finanzas públicas. No se trata de una fórmula simplista para lograr siempre superávit fiscal, sino que es dinámica y adaptable al ciclo económico, de manera que obliga a generar ahorros en la bonanza y permite aumentar el gasto (financiado con esos ahorros) cuando hay recesión.

La idea ya ha sido aplicada con diversos resultados en varios países, e inclusive se puede decir que fue el consejo del primer asesor macroeconómico de la historia, cuando José le recomendó al Faraón ahorrar en las vacas gordas para poder tener comida en las vacas flacas. Esa es la esencia de toda política contracíclica, y es indispensable que en Colombia se adopte cuanto antes para corregir los excesos de gasto del gobierno que termina.

El objetivo primario de la RF es garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas y evitar el crecimiento explosivo de la deuda pública para así reducir la vulnerabilidad del país a choques internos o externos cuando se reducen los flujos de capitales o se encarece el financiamiento.

Pero en la coyuntura actual de la economía colombiana la RF tiene un objetivo adicional de suma importancia: se trata de ahorrar una buena parte de los abundantes ingresos que se esperan por la bonanza petrolera y minera y evitar que nos caiga la 'enfermedad holandesa'; mejor dicho, de curarnos de esa enfermedad que ya nos llegó, y que consiste en que los dólares del sector minero producen una enorme revaluación del peso que está quebrando a los productores nacionales del resto de sectores.

La propuesta de la RF preparada por un comité técnico interinstitucional es un buen paso en la dirección correcta aunque es susceptible de algunos ajustes para mejorarla, tal como se planteó en el foro que promovió Fedesarrollo la semana pasada. Sin embargo, no es suficiente ni para sanear las finanzas públicas ni para prevenir la revaluación del peso, y debe ser complementada con medidas adicionales.

Su insuficiencia ante las dimensiones del déficit fiscal es reconocida por los mismos autores de la propuesta, quienes recomiendan un período de transición de unos cuatro años para su aplicación total. Pero en lugar de esperar tanto tiempo es preferible que el nuevo gobierno enfrente el reto de una reforma tributaria estructural que, entre otras cosas, elimine todas las inútiles e inequitativas gabelas tributarias que otorgó Uribe; así lo propusieron todos los ex ministros de Hacienda que participaron en el mencionado foro.

Además la RF propuesta está limitada al presupuesto del gobierno central, y una muy buena parte de los excedentes petroleros y mineros llega a los entes territoriales en la forma de regalías que hasta ahora se han desperdiciado o robado en la mayoría de los casos. Por eso la RF debe ser complementada con una reforma al régimen de distribución y uso de las regalías que el país está en mora de hacer desde hace varios años.

Finalmente, otra buena parte de la bonanza petrolera y minera se queda en manos privadas a las que no se puede forzar a que ahorren sus ingresos o a que no los gasten en el país. De hecho la participación estatal en las rentas mineras y petroleras es muy baja en Colombia, y sobre todo no es progresiva cuando suben los precios internacionales de esos productos; además estos sectores han sido los mayores beneficiarias de las gabelas tributarias sin que las necesiten para invertir. Hay que aumentar esta participación estatal con medidas tales como volver a imponer el impuesto de remesas de dividendos al exterior, regalías progresivas de acuerdo al precio, o el impuesto a las exportaciones que ha propuesto el exministro Ocampo. La RF es buena pero insuficiente.

Julio 18 de 2010.