Este martes 4 de noviembre tendrán lugar las elecciones
de medio término en los Estados Unidos. Se renovará la
totalidad de la Cámara de Representantes (435 escaños)
y un tercio de las 100 bancas del Senado. Es muy probable que Obama
sufra una nueva derrota, que se agrega a las que viene experimentando
desde que llegó a la Casa Blanca y que, por lo tanto, se quede
sin mayoría en ambas ramas del Congreso. Aún cuando contó
con una leve mayoría los hechos demostraron su previsible incapacidad
para tomar decisiones que no contaban con el aval de sus mandantes efectivos,
no de la ciudadanía. Como lo he repetido en innumerables ocasiones,
muchas veces ante la mirada socarrona del público, nada puede
ser más insignificante que una elección en los Estados
Unidos porque su gobierno verdadero y permanente-formado por el complejo
militar-industrial-financiero- es un poder de facto que no lo elige
nadie, no rinde cuentas ante nadie y hace lo que conviene a sus intereses
sin importarle en lo más mínimo la reacción de
-o las consecuencias sobre- la ciudadanía. El presidente es un
simple mascarón de proa, un artilugio propagandístico
para mostrar en el caso de Barack Obama las bondades del imperio que
de tan democrático que es hizo posible que un afroamericano llegue
a la Casa Blanca, no en calidad demesero o jardinero sino como presidente.
Por eso las elecciones son apenas un simulacro carnavalesco para distraer
a una parte de la opinión pública (recordar que la mitad
o más de quienes podrían votar ni se molestan en registrarse
para hacerlo), que se realizan en un día laborable (para desalentar
la participación de los trabajadores) y en donde ninguna decisión
importante brotará de los resultados que arrojen las urnas.
Para colocar en perspectiva y contrarrestar el previsible e insoportable
andanada de notas de dizque analistas y especialistas en política
norteamericana, convenientemente colonizados por el imperio, con sus
consabidas alabanzas a este nuevo ejemplo de comportamiento cívico
en la mayor democracia del planeta es que invito leer dos notas de Noam
Chomsky, una de las voces críticas más resonantes de la
escena internacional, en donde denuncia el carácter terrorista
-¡sí, terrorista!- de la "democracia" estadounidense.(1)
Para leer y recordar, siempre, cada minuto; para no dejarse embaucar
por los publicistas del imperio que cantan himnos a una democracia que
no es tal sino, como lo ha sentenciado un notable filósofo político
estadounidense, Sheldon Wolin, un "totalitarismo invertido"
que con astucia y malas artes se viste con los ropajes de una democracia
que se postula como un ejemplo para todo el mundo.Para este profesor
emérito de Princeton el "totalitarismo invertido" que
hoy está destruyendo a la democracia en Estados Unidos "representa
fundamentalmente la madurez política del poder corporativo y
la desmovilización política de la ciudadanía",anestesiada
mediante una amnesia colectiva que la condena a un estado de permanente
sometimiento e impotencia que las periódicas convocatorias bianuales
a elecciones de congreso o presidenciales ni remotamente alcanzan a
revertir.(2) Para prevenir ese improbable despertar del demos adormecido
están las dieciséis agencias de espionaje con que cuenta
la clase dominante de Estados Unidos para monitorear en tiempo real
el estado de ánimo y el comportamiento de los dominados. Y si
surgen voces y movimientos de protesta, cuando aparece algún
atisbo de organización "desde abajo", la represión
del sistema no se hace esperar. Lo ocurrido con las grandes manifestaciones
del "Ocupemos Wall Street" el año pasado son didácticas
lecciones de lo que los grupos dominantes entienden por "democracia."
Otro notable estudioso del tema, el diplomático canadiense Peter
D. Scott ha demostrado como la parafernalia democrática de Estados
Unidos no alcanza para disimular la presencia decisiva de lo que él
llama "el estado americano profundo". Según este autor
las grandes decisiones de ese país se toman en el subsuelo del
sistema político, sitio donde se entrelazan los intereses financieros
y los del complejo militar-industrial y se fija el rumbo que habrá
de seguir la gestión de la cosa pública, que luego será
comunicada y puesta en práctica por los impotentes actoresque
ocupan la escena política formal y que la ciudadanía ha
sido habituada a considerar como sus gobernantes(3). Por eso, ¿elecciones
de medio término en Estados Unidos? So what?
Notas
1. Se trata de" EEUU, el Estado terrorista número uno"
aparecida en La Jornada, de México: : http://www.jornada.unam.mx/2014/11/01/index.php?section=opinion&article=022a1mun
y de una nota anterior, titulada "EEUU, líder mundial
en crímenes internacionales" publicada en el mismo periódico
mexicano el 21 de Julio del corriente año y disponible en: http://www.jornada.unam.mx/2014/07/20/index.php?section=opinion&article=024a1mun
2. Cf. su Democracia S. A. La democracia dirigida y el fantasma del
totalitarismo invertido (Buenos Aires: Katz Editores, 2008) , pg.12
3. Ver su The American Deep State Wall Street, Big Oil, and the Attack
on U.S. Democracy (Washington, D.C. : Rowman & Littlefield Publishers,
2014).
Buenos Aires, 3 de noviembre de 2014