¿LA GLOCALIZACIÓN
COMO RESPUESTA A LA GLOBALIZACIÓN?
Fue
en el Foro Social de Porto Alegre donde se empezó
a hablar de la necesidad de pensar globalmente
y actuar localmente como el principio básico
de actuación y movilización en la
nueva sociedad de la información.
El término fue acuñado por el sociólogo
alemán Ulrich Beck y se refiere a la cuestión
de la localización espacial dentro de un
sistema globalizado.
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Fue en el Foro Social de Porto Alegre
donde se empezó a hablar de la necesidad de pensar
globalmente y actuar localmente como el principio básico
de actuación y movilización en la nueva
sociedad de la información.
La llamada globalización económica,
predominantemente financiera y de inspiración
neoliberal, ha venido a mermar drásticamente
la capacidad del Estado-nación no sólo
para adecuar el curso de la economía a los intereses
sociales -como había venido siendo, desde el
final de la Segunda Guerra Mundial, el rasgo distintivo
de los Estados sociales y de derecho en Europa-, sino
también para ejercer con solvencia el atributo
común a todo Estado: el ejercicio de la soberanía.
Frente a las consecuencias nefastas de la globalización
ha venido tomando nuevo énfasis lo local. Las
identidades culturales se reafirman, así como
el aprecio por lo propio.
Se puede afirmar que al comenzar el siglo
XXI se cuenta con una sociedad, por un lado muy abierta
hacia afuera y, por el otro, cada vez más afirmada
en su propia identidad. La primera línea de defensa
frente al avasallamiento que conlleva la globalización
es la reafirmación en lo propio. Esta valorización
debe relacionarse con aquellos países y aquellas
culturas que, en cierto grado, son semejantes.
En tal sentido el geógrafo y periodista
brasilero Milton Santos (1947 – 2001) señala
que frente a los efectos perversos de la globalización
económica, “la ciudad gana una nueva dimensión
y un nuevo papel, mediante una vida de relaciones también
renovada, cuya densidad incluye las tareas ligadas a
la producción globalizada. Por eso la ciudad
se torna el lugar donde mejor se aclaran las relaciones
de personas, empresas, actividades y ‘fragmentos’ del
territorio con el país y con el mundo”.
Por su parte, el analista español
Manuel Castells hace referencia al concepto glocalización,
entendido como la articulación entre lo global
y lo local desde una visión urbana, como una
noción que hoy se aplica tanto a la economía
(la ciudad como medio económico adecuado para
la optimización de sinergias) como a la cultura
(las identidades locales y su relación dialéctica
con el universalismo informacional de base mediática).
La glocalización supone para este autor, destacar
el ámbito urbano y el papel gestor-coordinador-promotor
de los gobiernos locales para la implementación
de políticas que tienen en cuenta unos referentes
globales y que se posicionan respecto a ellos. En síntesis:
globalización más proximidad.
Castells también observa las paradojas
actuales que dificultan ese proceso de glocalización
y que se ven reflejadas en continuos y diversos desajustes
entre las autoridades locales y los organismos internacionales.
La conclusión que se deriva de su análisis
es que la glocalización es hoy una realidad escasamente
institucionalizada, pero no por eso menos fuerte. Su
regulación solamente es posible si actúan
los únicos mediadores que tienen los medios de
comunicación y la legitimidad formal para hacerlos:
los gobiernos nacionales.
Por su parte, el semiólogo belga
Armand Mattelart alude al citado proceso de glocalización
desde el punto de vista del mercado. Los ámbitos
local, nacional e internacional se consideraban a principios
de siglo como compartimentados, mientras que el nuevo
esquema actual de representación de la empresa
y del mundo asocia los tres niveles. Para Mattelart,
toda estrategia de empresa en el mercado mundializado
debe ser a la vez global y local, y ello se traduce
en lo que los empresarios japoneses expresan a través
del neologismo inglés glocalize.
En la medida en que avance la búsqueda
de alternativas que permitan superar el fenómeno
capitalista de la pérfida globalización,
el concepto de glocalización aparece como un
mecanismo viable para volver por la senda de la conciencia
universal por un mundo más justo, donde la equidad,
el Estado Social de Derecho y el respeto por los derechos
humanos sean los factores predominantes en aras de la
justicia social.